Una charla de corazón a corazón

Una charla de corazón a corazón

Cuando dos personas se casan, el pasado de ambas se une. Y esos pasados determinan el comportamiento de cada uno en el matrimonio. Por eso no puedes mirar solamente a la persona con la que estás hoy, aunque lleven años de novios. Tienes que saber quién es desde su raíz, de dónde vino, cómo es y qué personas influenciaron e hicieron de ella lo que es hoy.

A continuación algunas preguntas que te ayudarán a descubrir mucho más acerca de tu pareja. Pregúntale:

  • ¿Cuál es el recuerdo más lindo de tu niñez? ¿Y el más doloroso? ¿Lo superaste?
  • ¿Qué te gustaba hacer?
  • ¿Qué cosa hubieras querido hacer y no pudiste?
  • ¿Cómo te llevabas con tus padres? ¿Te sentiste amado/a por ellos?
  • ¿Qué recuerdas de tus amigos?
  • ¿Conservas algún amigo de tu niñez?
  • ¿Cómo era tu relación con Dios?
  • ¿Cuál ha sido la mejor experiencia espiritual de tu vida?
  • ¿Tu familia era cristiana? ¿Estaba comprometida en el servicio a Dios?
  • ¿Qué personas fueron de gran influencia en tu vida? ¿Por qué?
  • ¿Te gustaba la escuela?
  • ¿Cuál fue tu mayor sueño de niño/a? ¿Se cumplió?
  • ¿En qué disciplina te destacabas?
  • ¿Cuál fue tu mayor desilusión?
  • ¿Cuáles fueron tus mayores temores?
  • ¿Crees que alguna experiencia de la niñez afectó negativamente tu autoestima?
  • ¿Manejabas dinero? ¿En qué lo gastabas?
  • ¿Qué pensamientos gobernaban la casa de tus padres en relación a la sexualidad?
  • ¿Tuviste algún tipo de experiencia sexual negativa en la infancia?
  • ¿Qué tipo de películas te gustaba ver? ¿Y hoy en día?
  • ¿Te gustaba leer?
  • ¿Qué libros te impactaron?
  • ¿Cómo ha sido tu salud?
  • ¿Cómo fue tu primera experiencia de noviazgo?
  • ¿Cuáles son tus dones y habilidades?
  • ¿Cuál es tu definición de matrimonio ideal?

 

Ejercicio. ¿Qué experiencias de tu pasado quisieras dejar a los pies de Jesús?

Mientras conversas acerca del pasado es posible que salgan a la luz algunos recuerdos que preferirías olvidar. Tal vez hayas tenido un padre golpeador, una madre ausente, un pariente abusador u otras tantas experiencias negativas. ¡Es hora de mejorar la historia!

Lamentablemente uno no elige la familia en la que nace, pero como adulto puedes elegir qué hacer con el presente y el futuro; es decir, que rumbo tomará tu vida y la de tu matrimonio. Si vives encadenado al pasado no podrás disfrutar de las bendiciones de Dios preparadas para este tiempo. Efesios 2:10 dice que Dios prepara todos los días buenas acciones para que vivamos en ellas. No te quedes con las manos llenas de dolor y amargura cuando puedes llenarlas de amor y alegría. Vamos, con Cristo puedes superar lo que hasta hoy parecía insuperable porque escrito está: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, Filipenses 4:13.

Tu historia se está escribiendo en este preciso momento. ¿Acaso no es una magnífica noticia? Nadie, aparte de ti, puede decidir qué hacer con todo lo que tienes. Puedes elegir cuál será tu legado.

El apóstol Pablo podía concentrarse en el presente porque elegía cada día dejar de lado su pasado: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante”, Filipenses 3:13. ¡Deja el pasado atrás definitivamente! Bueno o malo, ya pasó. Vive el hoy con gran intensidad.

Que tu familia haya tomado decisiones malas en el pasado no es un impedimento para que tomes buenas decisiones en el presente. Nunca es demasiado tarde para hacer lo correcto. Al enfocarte en tu pasado, desplazas a Dios. Tu pasado no puede ser más grande que tu Dios, no puede ser más grande que sus promesas, no puede ser más grande que su poder. “Nunca sabrás que Dios es todo lo que necesitas hasta que Dios sea todo lo que tengas”, Franz. No se trata de negar lo que te pasó, se trata de confiar en Dios. Levántate por encima de los fracasos pasados y escoge caminar con el Señor honrando su Palabra y viviendo de acuerdo a sus principios. ¡Jamás te arrepentirás!

 

Extraído del libro “¡Horror! Desperté con un desconocido en mi cama.