Tu familia y mi familia

Tu familia y mi familia

Hay personas que suelen referirse a los parientes de su cónyuge como “tu familia” y a los propios como “mi familia”. Lo cierto es que cuando una pareja contrae matrimonio forma una nueva familia y ésta debería ser la prioridad para ambos.

Las siguientes consideraciones y preguntas te ayudarán a relacionarte sanamente con los parientes:

  1. ¿Cómo describirías la relación con tus suegros? ¿Es buena? ¿Es tirante? ¿Son personas “difíciles”, manipuladoras o controladoras? En alguna oportunidad, ¿han discutido por culpa de ellos? ¿Has dialogado con tu pareja acerca de cuál sería la mejor forma de relacionarte con ellos?

Si quieres evitar confrontaciones establece límites desde el principio. Eso sí, sé conciliador: “Dios bendice a los que procuran la paz…”, Mateo 5:9 (NTV). Evita los comentarios ásperos y las críticas hacia tus suegros porque también estarás lastimando a tu pareja; más bien, hónralos. Si tienes algo que decir, hazlo, de lo contrario guarda silencio. “Recuerda dónde debe estar la lealtad una vez que te cases: con tu cónyuge. No siempre podrás complacer a tu pareja y a tus padres al mismo tiempo, así que apoya a tu cónyuge y permanece unido a él en la postura que ambos adopten. También es bueno que no te tomes las cosas tan a pecho. Nadie tiene la familia perfecta, así que dales a tus parientes la posibilidad de ser como son”, Dele y Susan Mathis.

  1. Génesis 2:24 dice: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne”. ¿Qué significa para ti la palabra “dejar”?

Charles Swindoll dice que la palabra hebrea que aquí se traduce “dejar” implícitamente significa “abandonar”. Pero atención. No es un llamado a que el hombre y la mujer le falten el respeto a sus padres: “Respeta a tu papá y a tu mamá… Así te irá bien en todo y tendrás una larga vida en la tierra”, Efesios 6:2-3 (PDT). La palabra “abandonar” encierra dos ideas. En primer lugar, significa que cambian su lealtad primaria. En tanto que se continúa dando honor y amando a los padres, la esposa y el esposo están primero. En segundo lugar “abandonar” a la familia de origen se relaciona con la independencia. El hombre y la mujer ya no miran a mamá y a papá para que suplan sus necesidades; más bien empiezan a mirarse el uno al otro. Esto no implica que la pareja no deba aceptar ayuda. Pero la única manera de tener una familia verdaderamente autónoma y que se sostenga a sí misma, es que el hombre y la mujer se separen de sus familias de origen.

En el matrimonio surgen problemas cuando uno o ambos cónyuges no logran independizarse de su familia de origen. Si uno de los dos sigue conectado física, emocional o financieramente a ellos, se afectará negativamente la relación. No estamos en contra de que los padres ayuden económicamente a un matrimonio en sus comienzos, pero tiene que quedar en claro que eso no les da derecho a tomar decisiones en la nueva familia.

  1. Menciona alguna costumbre diferente en la familia de origen de tu novio/a con respecto a la tuya. ¿Cómo han trabajado o están trabajando esas diferencias? ¿Necesitan pulir asperezas?

En la resolución de los conflictos debes recordar: “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti…”, Mateo 7:12 (NTV).

  1. ¿Interfieren tus suegros en la toma de decisiones? ¿Son de dar consejos sin que se los pidan? ¿Has puesto límites? ¿Cómo reaccionaron? Lee Éxodo 18:13-24 y ve qué posición adoptó Moisés con respecto a este tema.

Recuerda que tú amas a la misma persona que aman tus suegros. “No puedes elegir a tus suegros, entonces, lo mejor será aceptarlos y respetarlos debido a que fueron los que trajeron al mundo a tu futuro cónyuge y lo criaron”.17 Hay que ser humildes y escuchar cada consejo. La Biblia dice que debemos honrarlos; es decir, respetarlos, amarlos y tenerlos en alta consideración. Nunca hables descuidadamente de ellos: “Al que se atreva a maldecir al papá o la mamá se le apagará la lámpara en medio de la más terrible oscuridad”, Proverbios 20:20 (PDT).

Honrarlos no significa que tengas que obedecerlos. Desde el casamiento tienes una nueva responsabilidad. Sería un error que sometieras tus sentimientos, deseos, preferencias y necesidades al deseo de tus padres o suegros. Sería un error también que permitieras que te falten el respeto, controlen o manipulen para lograr sus propios sueños. Si se necesita confrontar o informar a los padres lo tiene que hacer el propio hijo o hija, no el yerno ni la nuera. Cada integrante de la relación necesita saber que estarán protegidos por el otro aunque estén en desacuerdo y aunque los suegros sean entrometidos. “Dejar y unirse es difícil, pero puede lograrse. El amor y el respeto que se comunican el uno al otro cuando valoran su matrimonio por encima de la relación con sus padres son esenciales”, Sandra Lundbreg.

  1. ¿Pides consejo a tus padres antes de tomar decisiones importantes? ¿Tu novio/a acepta que lo hagas? ¿Existe alguna atadura emocional que interfiera en la relación entre ustedes? En caso de que la respuesta sea afirmativa, ¿cómo afecta a la relación?
  2. ¿Con qué frecuencia visitarás a tus padres y a tus suegros una vez que se hayan casado? ¿Han discutido con quiénes pasarán las fiestas? En este punto podría ser ventajoso recordar cómo pasabas las fiestas en tu niñez. ¿Qué disfrutabas? ¿Qué costumbres familiares te gustaría continuar? Otra alternativa cuando se casen podría ser “romper” con la tradición y hacer algo que nunca hicieron, por ejemplo, vacacionar solos para una de las fiestas más importantes. Nosotros lo hemos experimentado como familia. Disfrutamos de esos tiempos, creamos muchos buenos recuerdos y nos emocionamos divirtiéndonos juntos. ¡Pruébenlo!
  3. ¿Descalifica tu pareja a tu familia de origen? ¿Son tus suegros cristianos? Si la respuesta es negativa, ¿has pensado cómo te relacionarás con ellos? He aquí algunas sugerencias: – intercede por su salvación. – Ámalos y no los critiques. – Demuestra el cambio que Cristo opera en la vida de las personas con tu propio ejemplo. – Busca oportunidades para invitarlos a actividades espirituales y eventos especiales de tu iglesia. – Escoge actividades que puedan disfrutar juntos sin poner en riesgo tus convicciones cristianas.
  4. ¿Es tu novio/a una persona que demanda de ti “dedicación exclusiva”?
  5. ¿Interfiere tu pareja en la manera en que te relacionas con tus padres? ¿Quiere que te aísles de tus familiares? Nadie puede privarte de estar con tus seres queridos ni siquiera tu pareja. El intento de hacerlo es un gesto negativo. “Cuando pides exclusividad absoluta y alejamiento de familiares y amigos o cuando permites que te lo pidan, estás poniendo en evidencia no tu amor, sino tu inseguridad, egoísmo y falta de autoconfianza”, Beatriz Goldberg.
  6. Lee el libro de Rut y observa cómo se relacionó con su suegra Noemí. Extrae todas las enseñanzas que puedas. Aplica criteriosamente los principios bíblicos encontrados. Independientemente si eres hombre o mujer, seguir un ejemplo bíblico favorecerá tu relación.