Me caso… no me caso

Me caso… no me caso

Construir un matrimonio saludable no es fácil, pero es posible. El secreto es la similitud. Cuanto mayor sea la compatibilidad entre dos personas, mayor el grado de satisfacción. En contraposición, cuanto menos puntos en común tengan, más difícil será la convivencia y más duro tendrán que trabajar para disfrutar de una relación armónica.

Podría ser una tentación iniciar un romance con una persona totalmente diferente a ti. Una frase proverbial reza: “los polos opuestos se atraen”. Si bien esta máxima es verdadera en el mundo de la física no resulta aplicable en el campo de las relaciones interpersonales, mucho menos en la convivencia que implica el matrimonio. El fluir de la relación se basa en la semejanza. Dos personas diferentes como lo es el día de la noche, aun cuando se amen, sufrirán. Todo costará más: hablar, llegar a un acuerdo, decidir cómo gastar el dinero, educar a los hijos, arreglar la casa, etc.

Sería muy sensato que identificaras las áreas en las que difieres significativamente de tu novio/a, luego plantéate si podrías convivir con esa persona. No intentes minimizar las áreas de desacuerdo, tampoco abrigues la esperanza de “cambiarla” con tu cariño. Simplemente di con franqueza si la aceptas o no. El autor del libro El matrimonio: pacto y compromiso, menciona diferentes posibilidades en una relación:

  1. El pulcro y el dejado. Pulcro es limpio y ordenado; su lema es: “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”. Dejado es todo lo contario; la pregunta más frecuente que hace es: “¿dónde estará tal cosa?”.
  2. El emprendedor y el pasivo. Emprendedor ve cada día como una oportunidad para ir por más. Es perseverante y decidido. Cuando tiene algo en mente nada lo detiene. Pasivo dilata las cosas, divaga en posibilidades y nunca hace lo que piensa hacer.
  3. Organizado y espontáneo. El primero planifica de antemano y cuida todos los detalles. El lema de la persona espontánea es: “no perdamos tiempo planificando; decidamos sobre la marcha”.
  4. La mariposa y el mapache. La mariposa salta de un sitio a otro. La vida es una fiesta. El mapache dice: “¿no podemos quedarnos en casa? Estoy cansado”.
  5. Primera clase y clase turista. El que tiene mentalidad de primera clase busca lo mejor de todo: la mejor camisa o el mejor vestido y el más caro. El que es clase turista busca lo barato. Si viajan, uno se conformará con lo más económico; en cambio, el otro, buscará lujo y confort. Al de clase turista le gusta ahorrar para el futuro; mientras el otro no está tan seguro de que haya futuro y entonces vive el presente aunque signifique endeudarse.
  6. Lector y adicto a la televisión. El lector asume que pasar ratos frente a la televisión es perder el tiempo; hay mejores cosas que hacer. El adicto a la televisión piensa que es la manera que tiene para relajarse; además, no le gusta leer.
  7. Mar muerto y arroyo rumoroso. Mar muerto escucha, recibe y almacena sentimientos y pensamientos. Es de poco hablar. Arroyo rumoroso es todo lo contrario. Habla, ríe y se comunica sin tapujos. Es muy sociable. No tiene reservas. Dice todo lo que piensa. Estas diferencias parecen atractivas, pero un día Arroyo rumoroso se preguntará con quién se ha casado ya que su cónyuge nunca habla y tampoco expresa sus sentimientos.

Ejercicio. Toma una hoja y escribe las similitudes con tu novio/a. Cuando uno identifica qué es aquello que lo acerca al otro estará mejor preparado para asumir el desafío de construir algo juntos.

Una vez completado el ejercicio anterior contesta las siguientes preguntas:

  • ¿Cuál es la divergencia o desacuerdo más grande con tu pareja?
  • ¿Estás dispuesta/o a vivir con él o ella a pesar de las diferencias?
  • ¿Qué conductas o hábitos considerarías absolutamente intolerables?
  • ¿Podrías conversar con tu pareja acerca de estas diferencias?
  • ¿Estás dispuesta/o a hacer ciertas concesiones por el bienestar de la relación? Menciona algunas.

Finalmente comparte las apreciaciones con tu novio/a; y hazlo con mucha ternura: “Sean siempre humildes, amables, tengan paciencia, sopórtense con amor… y hagan todo lo posible para mantener la unidad y la paz que les da el Espíritu”, Efesios 4:2-3 (PDT). La forma de abordar temas tan personales y relevantes puede acercarlos o alejarlos. Más vale hablar despacio y por etapas que dar toda la información de una sola vez y acarrearse otro problema.

El meollo de esta actividad se relaciona con permitir que “el otro” nos devuelva una imagen de nosotros mismos ayudándonos a construir un futuro mejor.

 

Extraído del libro “¡Horror! Desperté con un desconocido en mi cama.