Que tu media naranja no se convierta en un medio limón

La compatibilidad de valores es necesaria para una relación satisfactoria. Por supuesto, esto no significa que los dos tendrán exactamente los mismos valores. Significa que los valores de uno no entran en conflicto con los del otro.

A continuación presentamos una lista de valores. La tarea será identificar cuáles rigen tu vida y la de tu pareja. Podrías agregar otros que no aparecen detallados:

Afecto, ahorro, alegría, altruismo, amabilidad, amistad, amor, apoyo, aprendizaje, armonía, autoconfianza, autoconocimiento, autoestima, autorrealización, aventura, belleza, bienestar, bondad, cariño, comodidad, compasión, comunicación, compromiso, conciencia ecológica, confianza, conocer gente, conocimiento, contribución, cooperación, cordialidad, creatividad, cultura, curiosidad, diversión, educación, entusiasmo, equilibrio, espiritualidad, estabilidad, estética, ética, éxito, excelencia, fama, felicidad, felicidad familiar, fidelidad, flexibilidad, fortaleza, franqueza, generosidad, gratitud, honestidad, honradez, humildad, igualdad, improvisación, independencia, innovación, integridad, inteligencia, justicia, lealtad, libertad, limpieza, logro, mentalidad abierta, moderación, modestia, optimismo, paciencia, paz, perdón, perseverancia, placer, poder, prestigio, profesionalidad, prosperidad, prudencia, puntualidad, reconocimiento, religiosidad, respeto, responsabilidad, riqueza, sabiduría, salud, salvación, seguridad, seguridad económica, sensualidad, ser el mejor, serenidad, servicio, sexo, silencio, simplicidad, sinceridad, solidaridad, sosiego, templanza, ternura, tolerancia, trabajo en equipo, tranquilidad, valentía, verdad, viajar, vitalidad, vivir bien.7

Ejercicio. Toma 15 minutos para leer nuevamente la lista anterior y anota en un papel los 10 valores principales de tu vida. Luego reflexiona acerca de cada uno de ellos e intenta ponerlos en orden del 1 al 10. Tu novio/a debería hacer lo mismo.

Seguidamente, en otro papel, anota los 10 valores más importantes para la relación de pareja y, al igual que en el ejercicio anterior, ordénalos del 1 al 10. Es posible que algún valor esté presente en las dos listas y esto será un indicador de que es muy importante para ti.8

Escribe en grande cuál es el valor más importante de tu vida y cuál es el más importante para la relación. Por ejemplo para ti podría ser la responsabilidad y, a nivel de pareja, la fidelidad. Ahora bien, si en alguna conversación tu pareja insinúa que la fidelidad no es importante sino el amor no descartes que, alguna vez, cuando la ocasión se le presente te sea infiel.

Comparte tu lista con tu novio/a como una forma más de conocer sus pensamientos.

Luego, guarda esa lista para corroborar tanto en tu vida como en la suya si lo discursivo se correlaciona con las elecciones de todos los días. Los valores, más que por adhesión racional, se descubren por su permanencia y expresión en las circunstancias diarias. De nada vale decir que la responsabilidad es una cualidad importante si el comportamiento cotidiano expresa lo contrario.

 

El valor de la espiritualidad

Una sólida relación con Dios y una vida de oración compartida han sido los factores estabilizadores a través de nuestros 30 años de matrimonio. No es sencillo, pero te recomendamos de corazón que comiences a desarrollar una vida de comunión con Dios antes de la boda. No es un consejo “espiritualoso” sino muy práctico y que les acarreará grandes beneficios. En distintas circunstancias no coincidirán, ¿cómo dirimirán los desacuerdos? La oración permite que Dios trabaje en nuestro interior y abra caminos de unidad y bendición. Considérenlo seriamente.

Tenemos el hábito de orar todas las mañanas antes de poner un pie en el suelo. Agradecemos a Dios por el descanso y el nuevo día. Luego de levantarnos y antes que cualquier otro asunto tenemos nuestro devocional juntos. Le damos a Dios lo primero de nuestro día. Por las noches, al finalizar todas las actividades compartimos y tiempo de oración y antes de acostarnos nos arrodillamos al pie de la cama para agradecerle por la jornada y pedirle perdón si lo hemos ofendido. Descansamos con paz sabiendo que Dios nos cuidará. Esta aventura de fe nos ha unido como nada en el mundo. Tenemos tiempos de oración de manera individual y también como pareja. Pasar tiempos concentrados en Dios a veces es algo espontáneo, mientras que otras, algo planeado.

Debe ser relacional y con un profundo significado, no una fórmula que se aplica como rito, sin emoción ni sentimiento.

Algo que valoro mucho de Silvita es su apoyo en los momentos difíciles. A lo largo de estos años he tenido que atravesar tiempos de mucho dolor físico; problemas de salud que se extendieron por meses. Cuando uno atraviesa pruebas que se prolongan en el tiempo hasta la fe más robusta tiende a debilitarse. Silvita ha sido un apoyo incondicional en esos momentos de vulnerabilidad. Cuando los sentimientos de soledad y desesperanza parecían apropiarse de mí ella me sostenía. Entiendo que existen momentos en los que es difícil sentir la presencia de Dios, pero Él está y está obrando. “Sabemos que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman, los que han sido llamados por Dios de acuerdo a su propósito”, Romanos 8:28 (PDT). “Cuando llega un problema es fácil olvidar que estamos aquí con un propósito. Parte del plan de Dios incluye ser fieles sin importar lo que venga; la dificultad no es un permiso para darnos por vencidos. Dios sabe cuándo hablar y moverse y cuándo estar quieto y en silencio. Cualquiera de estas cosas puede obrar para nuestro bien cuando estamos en medio de una lucha”, Mitch Temple. Recuerda que Él sabe exactamente lo que necesitamos y exactamente cuándo lo necesitamos.

¿Cuáles han sido los momentos más difíciles de tu vida? ¿Quiénes te sostuvieron? ¿Tienes el hábito de orar con tu novio/a? ¿Comparten la lectura de la Biblia? ¿Asisten a la misma iglesia? Si la respuesta fuera negativa, ¿han decidido dónde se congregarán cuando se casen? ¿Servirán juntos a Dios?

Muchas iglesias poseen ministerios para parejas en etapa de noviazgo. Consideren la posibilidad de participar en un grupo dirigido a los novios. De no encontrar un ministerio así pidan a un matrimonio de la congregación que sean sus mentores y reúnanse con ellos varias veces al mes. Procuren todo el consejo que puedan para disminuir al máximo las probabilidades de fracaso. Recuerden que cuanto más cerca de Dios estén, más cerca estará el uno del otro. Si Dios es el centro de sus vidas también será el centro del matrimonio.

 

Extraído del libro “¡Horror! Desperté con un desconocido en mi cama.

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