La paternidad es un llamado honroso. La Biblia revela cómo ser padres a la manera de Dios.
1. Tus hijos son de Dios. “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre…”, Salmo 139:13. Desde muy pequeños, enseña a tus hijos que Dios los hizo especiales, que los ama, y que tiene un plan para sus vidas. Instrúyelos para que sepan la diferencia entre lo bueno y lo malo y las ventajas de elegir lo bueno.
2. Tu primera tarea como padre o madre es hacer que tus hijos conozcan a su creador. “Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará”, Proverbios 22:6. Lleva a tus hijos a un encuentro con Jesús y guíalos en el crecimiento espiritual. Tus hijos han sido creados con un propósito específico y tú has sido comisionado por Dios para ayudarlos a encontrar dicho propósito.
Nacer en una familia cristiana no hace de nuestros hijos creyentes auténticos. Debes asegurarte de que cada uno de ellos tenga un encuentro personal con Cristo.
1º Samuel 2:33-34 relata la historia del sacerdote Elí. Él era un buen líder, pero sus hijos habían cobrado mala fama y Dios los rechazó. Vemos a un hombre santo que no controló bien a su familia. En este caso, los hijos no mostraron la misma fe que tenía su padre. Lo interesante es que Dios ejecutó juicio sobre la vida del padre y de los hijos al mismo tiempo. Esto sucede cuando la segunda generación de cristianos no ha tenido su propio encuentro con Jesús.
No debemos dar por sentado que nuestros hijos automáticamente van a encontrar a Cristo simplemente porque asistan a la iglesia. ¡Cada generación tiene que ser evangelizada!
3. Tu tarea como padre o madre es ayudar a que tus hijos maduren. La madurez llega cuando una persona deja de vivir en la inmediatez, en la fugacidad, en las rebeliones arbitrarias. La madurez llega cuando una persona se hace cargo de su propia vida; es responsable por su comportamiento; respeta las normas establecidas y cumple con sus compromisos; acepta límites; posterga la búsqueda del placer inmediato y gesta su futuro sobre la base del esfuerzo. En cambio, las personas inmaduras son irresponsables, viven en y por lo inmediato, descreen de la palabra compromiso, priorizan el corto al largo plazo y culpan a otros por sus acciones.
¿Está seguro de que tus hijos han tenido un encuentro personal con Cristo? Si no es así: ¿Qué medidas tomará para alcanzar ese objetivo?