“… Ustedes, los que hacen que el Señor se acuerde, no se tomen descanso”, Isaías 62:6 (LPD). “… ¡Los que recordáis a Jehová sus promesas, no toméis vosotros descanso…” (VM).
Dios no necesita que le recuerdes permanentemente tus problemas, pero sí sus promesas. Hay personas que utilizan las oraciones como una sesión de autocompasión y queja. Está bien que le hagas saber a Dios cuáles son tus peticiones, pero no cometas el error de enfocarte demasiado tiempo en ellas. Debes encontrar una promesa bíblica por cada problema que tengas; luego, párate en ella y recuérdasela con humildad y confianza al Señor.
Cuando estaba gravemente enfermo de mi columna (escribe José Luis) me levantaba cada mañana recordándole a Dios que Él era mi sanador, Éxodo 15:26. Cuando recién nos casamos atravesamos un tiempo de suma estrechez económica. Nuestra cena típica consistía en tomates y tortas fritas. Sin embargo, siempre reconocíamos que Él era nuestro proveedor, Filipenses 4:19. Dios nunca nos abandonó. Él proveyó para nuestras necesidades más sentidas y jamás dejó que pasáramos un día sin comer. En cierta ocasión, llegó la hora del almuerzo y no teníamos nada sobre la mesa, de pronto, alguien golpeó la puerta y nos entregó frutas, verduras y otros alimentos que había comprado para nosotros. Solo Dios sabía que no teníamos para comer.
Durante ocho años trabajé como obrero en una empresa de papel. Por las tardes estudiaba en la Universidad y por las noches en el seminario bíblico. Los fines de semana pastoreábamos con Silvia una iglesia a más de 60 kilómetros de distancia. Con tantas actividades aprendí a disciplinarme. Utilizaba el tiempo que me daban para el desayuno para orar y repasar mis apuntes de la Universidad y, antes de rendir mis materias le recordaba a Dios que recibiría su favor, Proverbios 12:2 (NVI). ¡El Señor siempre me ayudó!
En nuestro hogar tenemos promesas bíblicas en muchos sitios de la casa. Las leemos permanentemente. A continuación, algunas que te ayudarán:
Estas promesas están para ser alcanzadas. ¡Los recursos de Dios son ilimitados! No molestas al Señor cuando recuerdas su Palabra, la declaras, la crees y la vives con esperanza. Dios cumple lo que dice: “El que los llama es fiel, y así lo hará”, 2ª Tesalonicenses 5:24 (NVI) y nosotros decimos: ¡Amén!
Extraído del libro “Especialista en Restauración”