El poder del ejemplo

Es muy difícil pedirle a un hijo que no beba, si el padre lo hace o exigirle que estudie, cuando nosotros no tocamos un libro. Predicamos mucho más con el ejemplo que con todas las palabras del mundo.

Los romanos decían “Exemplum docet” (“el ejemplo enseña”) y el profesor Dale Carnegie escribió: “el ejemplo es casi lo único que enseña”.

Es ingenuo pensar que, para influir en los demás, bastan nuestras buenas intenciones y lindas palabras. Uno educa en todas las áreas, aun cuando no se mencione ni una sola palabra. El ejemplo es el más poderoso educador que su hijo puede tener.

Si quiere que sus hijos sean honestos y sinceros, deben ver cómo se ve y cómo actúa un padre honesto y sincero. Si les exige respeto, muestre respeto a los que lo rodean y seguirán su ejemplo. La Dra. Anne Reed dice: “si quiere que los matrimonios de sus hijos sean fuertes, muestre amor por su pareja en su presencia, ya que es el mejor entrenamiento que puede darles. Si quiere que honren al Señor en la vida y en el dar porque sabe que los bendecirá, llévelos a la iglesia y que vean que usted da al Señor de los recursos que él le provee”.

 

Le sugerimos que, para educar con el ejemplo, considere algunos consejos prácticos:

  • Tenga una actitud positiva hacia la sexualidad. Si tenemos un concepto negativo de la sexualidad, es decir, basado en la cultura o en los mandatos familiares, y no bíblico, transmitiremos una escala de valores equivocada que incidirá negativamente en el desarrollo normal de las próximas generaciones.

Es un hecho que, a medida que crecemos, incorporamos ciertos conocimientos sexuales por medio de una educación que no se nos imparte en la escuela, sino a través de conductas y actitudes, conversaciones y silencios de nuestros padres y amigos, que vamos internalizando como miedos, fantasías o mitos que generalmente concuerdan con la sociedad de la época.

Una de las cosas que “aprendemos” es a no valorar todas las partes del cuerpo de la misma manera. Hay ciertas partes que son vergonzosas (los pechos, los órganos sexuales, etc.). Como consecuencia, muchas personas (especialmente mujeres) jamás han mirado sus propios genitales y no son capaces de nombrar correctamente ni localizar las partes de su anatomía sexual. Estamos creando, sin darnos cuenta, los primeros rudimentos de la doble moral sexual. No se habla, pero se practica de manera secreta; y, luego, se la niega.

El valor de las actitudes en la educación de los hijos, sobre todo a temprana edad, es fundamental. Por ello, para educar sanamente, debemos asumir nuestra propia sexualidad como una expresión más de nuestra espiritualidad. Si no logramos unir ambas cosas (sexualidad – espiritualidad) y ver sanamente este tema, las malas impresiones perdurarán en los niños más allá de lo que podamos imaginar.

 

  • Inspire una actitud de victoria en sus hijos. Todo en la vida es cuestión de actitud. Había una vez dos baldes que se encontraron en el pozo. Uno decía: “estoy muy triste porque me voy lleno, pero vengo vacío al estanque”. Y el otro balde decía: “yo estoy contento porque vengo vacío y me voy lleno”.

Dos vendedores de zapatos fueron al África. Ambos notaron que muy pocas personas llevaban zapatos. Uno telegrafió a su oficina en su país, diciendo:

-Nuestra compañía no tiene futuro aquí. No hay ningún mercado para nuestro producto. Nadie usa zapatos.

El otro vendedor envió rápidamente un telegrama, diciendo lo siguiente:

-El mercado aquí es como una mina de oro. ¡Todos necesitan zapatos!

Una actitud entusiasta lo ubica a usted por encima de sus pares, abre su mente a la creatividad y provee motivación para con sus hijos. La raíz de “entusiasmo” proviene de dos palabras: “en” y “teos”, que significan: “Dios adentro”. Si tiene a Dios viviendo dentro de usted, ¡contagie a su familia ese entusiasmo!, John Maxwell.

Jigoro Kano fue el fundador del judo. Este hombre dijo antes de morir: “cuando me entierren, colóquenme un cinturón blanco”. Solamente un principiante en judo se pone un cinturón blanco. Ésta es una buena actitud. Debemos abogar por la creación de actitudes sanas y comprensivas y, al mismo tiempo, fomentar la responsabilidad y la buena autoestima en nuestros hijos. Existen investigaciones que afirman que las personas con baja autoestima se enamoran intensamente, a temprana edad y sin control, aunque no sean correspondidas, pues son poco hábiles en las relaciones interpersonales.

 

  • Dedíqueles tiempo de calidad. El tiempo es nuestro más valioso bien. Una famosa frase dice: “Dios perdona, el tiempo no”. Usted y su cónyuge deben disciplinarse para brindarles a sus hijos tanto tiempo como sea posible. Diana Castro dice: “la razón por la que Dios le da a un niño dos padres es porque entre ambos pueden llegar a ser un buen padre”. El legado más valioso que usted puede dejar a la próxima generación es el tiempo que comparte junto a sus hijos. Eso no tiene precio.

 

  • Bendiga a sus hijos. Nunca crea que es demasiado tarde para comenzar a orar y bendecir a sus hijos. En casa tenemos por hábito elevar una oración a Dios por aquel que sale del hogar. Nunca dejamos que nuestro hijo salga sin recibir una oración de protección y cuidado. Si nosotros no lo hacemos, ¿quién lo hará?

Un aspecto muy importante para el futuro de nuestros hijos es la reafirmación personal durante el tiempo de desarrollo. Permitirá que superen muchos de los conflictos del crecimiento y, también, la crueldad de sus pares. La autoestima posee su raíz en la familia y en la infancia. Se forja en el hogar, en la escuela y con la opinión de los amigos.

Charles H. Cooley desarrolló el concepto de la “personalidad espejo” para explicar cómo se gesta la autoestima. Este postulado dice que el concepto que una persona tiene de sí misma está determinado por la opinión que las personas más importantes de su vida tienen de ella.

Para un niño, las personas más importantes son sus padres. Según el concepto que ellos tengan de su hijo, será la autoestima que desarrolle el pequeño. En otras palabras, el concepto que el niño tenga de sí mismo y el sentido de valía personal, dependerá de lo que sus padres piensen de él. Si los padres creen en él y le hacen sentir que es alguien especial, talentoso e inteligente y que, además, es posible que logre grandes metas, el niño crecerá con un concepto positivo de sí mismo y desarrollará no solo sus potencialidades, sino relaciones saludables en su entorno social.

 

  • Aproveche sus experiencias de vida. Usted no necesita ser un diez en todas las áreas para sentirse competente a la hora de enseñar. Incluso, usted podría haber sufrido las consecuencias de una mala decisión sexual, pero aun así haber extraído una lección que podría enseñarles a todos sus hijos. El hecho de que usted haya fracasado es prueba de que no es un producto terminado. Los fracasos y los errores pueden ser un puente y no una barricada para el éxito.

El Salmo 37:23-24 dice: “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano”. El fracaso puede parecer un hecho real, pero es solo una opinión. Lo que importa no es la profundidad de su caída, sino cuál es la altura de su rebote.

El éxito consiste en levantarse solo una vez más que el número de caídas. El autor Edwin Louis Cole explicó: “usted no se ahoga por caerse en el agua, se ahoga por quedarse en el agua”.

Proverbios 28:13 señala: “El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. La destrucción de su esperanza no le producirá un gran fracaso. La peor derrota vendrá de la indiferencia y la apatía. La mejor manera de seguir avanzando después de un fracaso es aprender la lección y olvidarse de los detalles. Demuéstreles a sus hijos que el fracaso puede convertirse en un lastre o les puede dar alas; y que la única manera de salir adelante es seguir avanzando. Si conociéramos la verdad, veríamos que el noventa y nueve por ciento del éxito se basa en el fracaso pasado.

 

  • Valore las cosas sencillas. Nunca minimice una cosa tan simple como remontar el barrilete junto a sus hijos un domingo por la tarde o dibujar un paisaje en su carpeta de clases. Nadar en el río, jugar a la pelota, saltar o hamacarse, armar un rompecabezas y vestir las muñecas podría parecer algo insulso, pero tiene el poder de unir un padre a su hijo como ninguna otra cosa puede hacer.

 

  • Tome la iniciativa para el cambio. Solo existe una persona capaz de limitar su crecimiento: ¡usted mismo! Usted es la única persona que puede hacer una revolución en su vida y en las de sus hijos. Usted es la única persona que puede perjudicar su vida, y es la única persona que se puede ayudar a sí misma y a su familia.

Su vida no cambia cuando cambia su jefe, su empresa o su pareja. Su vida cambia cuando usted cambia, porque usted es el único responsable por ella.

Los tristes piensan que el viento gime, los alegres piensan que canta. El mundo es como un espejo que devuelve a cada persona el reflejo de sus propios pensamientos.

La manera como usted encara la vida es lo que hace la diferencia.

 

Extraído del libro “Niños con futuro”