Decisiones que debes pensar

Decisiones que debes pensar

Si quieres fortalecer tu relación:

  1. Acepta tus errores.

“El que oye consejo y acepta que lo corrijan, acabará siendo sabio”, Proverbios 19:20 (TLA). “Quien esconde su pecado jamás puede prosperar; quien lo confiesa y lo deja, recibe el perdón”, Proverbios 28:13 (TLA). No malgastes energía tratando de cubrir tus errores. Si necesitas decir: “yo estaba equivocado”, aunque sean las tres palabras más difíciles de decir, dilas; podría ser el punto de partida para mejorar la relación. Recuerda, la única cualidad que marca una gran diferencia es la de asumir la propia responsabilidad.

  1. Evita las comparaciones.

Los hombres suelen cometer un error imperdonable: comparar a sus esposas con sus madres. Ninguna cosa, salvo el adulterio, puede ser tan dañina. Cuando comparas a tu esposa es como resaltar sus aspectos negativos, “es como pintar en su cara un lunar rojo brillante, todos lo notarán”, Miych Temple.

En lugar de comparar, acepta y alienta a tu pareja: “Acéptense unos a otros así como Cristo los ha aceptado. Acéptense para honrar a Dios”, Romanos 15:7 (PDT). “Así que aliéntense y edifíquense unos a otros, tal como ya lo hacen”, 1ª Tesalonicenses 5:11 (NTV).

Agradece a Dios por la mujer que puso a tu lado. Acentúa lo positivo; reconoce sus buenas cualidades y díselas.

  1. Perdona siempre.

Perdonen a los demás y Dios los perdonará a ustedes”, Lucas 6:37 (TLA).

Tú siempre tendrás el derecho a perdonar o a no hacerlo. Puedes decidir por una u otra opción, pero no puedes detener las consecuencias de tu elección. La falta de perdón lleva a la pérdida de la paz interior. El odio y el resentimiento secan la vitalidad; en cambio, el perdón trae grandes beneficios para la salud física, emocional y espiritual. Es imposible estar amargado y ser sano al mismo tiempo.

La forma en la que nosotros nos comportamos con los demás afecta irremediablemente nuestra relación con Dios. Si abandonamos por completo el odio, la amargura, el rencor y el resentimiento y somos misericordiosos con los demás perdonando sus ‘pequeñas deudas’, Dios será misericordioso y perdonará las nuestras. Es imposible tener comunión con Dios mientras se guarda rencor contra alguien.

Ofrece perdón, es el secreto para un matrimonio armónico. “El perdón restaura la amistad, el rencor la termina”, Proverbios 17:9 (PDT). “… Perdónense, así como el Señor los ha perdonado a ustedes”, Colosenses 3:13 (TLA). No esperes sentir el deseo de perdonar, es probable que jamás ocurra. La falta de perdón es como un lastre, nos hace ir lentamente en la vida.

¿Qué te resulta difícil perdonar en la relación? ¿Por qué? Dios, en 1ª Pedro 3:9, nos instruye: “No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición”, NVI.

¿Guardas rencor? ¿Constantemente rememoras algún dolor que te ha causado tu novio/a? Recuerda que el Padrenuestro dice: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores… “Si ustedes perdonan a los otros sus ofensas, también su Padre celestial los perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los otros sus ofensas, tampoco el Padre de ustedes les perdonará sus ofensas”, Mateo 6:12-15 (RVC). Extiende perdón de la misma manera que Dios perdona tu vida.

  1. Sé un amigo leal.

La relación matrimonial debe ser una relación de amigos. Cantar de los Cantares 2:2 presenta el vínculo marital como un encuentro de amigos y amantes al mismo tiempo. El vínculo matrimonial necesita nutrirse, por lo tanto, deben pasar tiempo juntos y de calidad. La relación con Dios es la única que debería estar por encima de la matrimonial.

Nuestra experiencia como pastores es que, cuando los miembros de la pareja son emocionalmente maduros y amigos entre ellos, cuando la honestidad está presente y los canales de comunicación permanecen abiertos, la probabilidad de infidelidad disminuye sustancialmente. Por ello, practica la amistad con tu pareja. Muchos creen que la amistad entre los esposos solo es posible a niveles superficiales. Sostienen que confiar en el cónyuge es entregarle secretos que pueden ser usados en su contra. En realidad ocurre lo contrario. La amistad opera como una especie de cemento que fusiona poderosamente dos almas y vigoriza el vínculo.

La amistad no surge, se construye. Se elige una y otra vez y se sostiene con honra y respeto. La amistad requiere crecer en confidencia. La confianza se edifica. Ser amigos no implica sentarse y confesar todos los secretos sin ton ni son. Una actitud de este tipo resultaría suicida. Cuando decidimos ser amigos, elegimos crecer en intimidad. Solo cuando estamos seguros hablamos con libertad, sin temor a ser ridiculizados o juzgados; podemos ser auténticamente nosotros y contar con la otra persona en cualquier situación

  1. Suple las necesidades emocionales de tu pareja.

Es responsabilidad de cada integrante de la relación suplir las necesidades emocionales de la otra persona: atención, afecto, galantería, apoyo, ánimo, etc. Sin embargo, tu futura pareja no podrá suplir algunos aspectos que solo Dios puede satisfacer: “El Señor… dará satisfacción a tus necesidades cuando estés en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como un jardín, como manantial de agua que nunca se seca”, Isaías 58:11 (PDT).

Ejercicio. Escoge cinco necesidades emocionales que quisieras ver suplidas en el matrimonio. Luego pídele a tu novio/a que haga lo mismo contigo. Por ejemplo: Que me desee. Que me comprenda. Que me aprecie. Que me apoye. Que me aliente, etc.

Necesito: afecto, tiempo a solas, tiempo de calidad juntos, romance, ternura, respeto, seguridad económica, confianza, perdón, dependencia, sinceridad, fidelidad, compañía, paciencia, satisfacción sexual, aprobación, aliento, apoyo, cariño, comunicación, honestidad, lealtad, respeto, tolerancia, tranquilidad, verdad.

Dedica un tiempo con tu novio/a a evaluar las apreciaciones personales. ¿Estarías dispuesto a satisfacer las necesidades emocionales de tu pareja? ¿Qué es lo que más te costaría? Si no estás seguro de cómo suplir una necesidad que haya mencionado tu pareja, pídele ejemplos. Supongamos que tu novia dice que necesita romance, pregúntale qué significa eso para ella. Podría ser que llegues con flores, llames por teléfono o simplemente le escribas un mensaje romántico en el celular.

Recuerden que por regla general las mujeres necesitan amor y afirmación para sentirse seguras y protegidas. “Hay muchos pasos que el hombre puede dar a lo largo de su vida matrimonial, pero el primero y quizás el más importante, es comprometerse a sí mismo a cumplir el propósito ordenado por Dios de satisfacer las necesidades su esposa”, Daniel Huerta. “Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella”, Efesios 5:25 (NVI). “De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trátela con entendimiento. Ella podrá ser más débil, pero participa por igual del regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. Trátala como es debido, para que nada estorbe tus oraciones”, 1ª Pedro 3:7 (NTV).

“Las mujeres suelen expresar sus sentimientos con libertad, escuchar con sus emociones e involucrarse de forma personal en las situaciones con mayor facilidad que los hombres. Caballeros comiencen a salvar esta diferencia compartiendo su tiempo y expresando sus pensamientos y sentimientos con sus novias. Los hombres suelen ser más lógicos que las mujeres, ven las cosas en forma global y se mueven por objetivos, los que les permite enfocarse en las tareas y resolver problemas con facilidad. Necesitan sentirse respetados así como amados. “… La mujer respete a su marido”, Efesios 5:33 (PDT). Como los hombres suelen ser más visuales, necesitan sentirse deseados y saber que su esposa es atractiva y se siente atraída hacia él. Damas, pueden comenzar a salvar esta diferencia después de casadas tratando a su marido con respeto, demostrando plena intimidad con él y haciendo pequeñas cosas que manifiesten el interés sexual por él”, Dale Mathis y Susan Mathis.

 

Extraído del libro “¡Horror! Desperté con un desconocido en mi cama.