¿Cómo elegir bien?

¿Cómo elegir bien?

Edificar un matrimonio, y por ende una familia, guarda similitud con la construcción de una casa. Así como ciertas leyes y principios de la arquitectura deben respetarse para que la edificación no corra riesgo de derrumbe, con el matrimonio ocurre exactamente lo mismo. No se pueden violar los principios bíblicos sin sufrir serias consecuencias. A continuación te brindaremos aquellos que son esenciales:

 

  1. Elige siempre la santidad

 

No existe consejo más importante. ¿Más importante que orar? Sí, pues sin santidad tus oraciones no serán escuchadas: “La maldad de ustedes los ha separado de Dios. Sus pecados han hecho que Dios se tape los oídos y no quiera escucharlos”, Isaías 59:2 (TLA). ¿Más importante que leer la Biblia? Por supuesto. Podrías recitarla de memoria, pero si no la obedeces no te servirá en absoluto. ¿Más importante que fundar una iglesia? Claro que sí. “Olvidó, pues, Israel a su Hacedor, y edificó templos”, Oseas 8:14a. Israel edificó templos sin Dios. ¿Y qué sucedió? “Yo le prenderé fuego a todo lo que construyan”, Oseas 8:14b (TLA).

 

Un Dios santo solo puede tener comunión con una persona que ha sido santificada: “… Procuren llevar una vida santa, porque los que no son santos no verán al Señor, Hebreos 12:14 (NTV).

La fuerza de Sansón se debía no a su larga cabellera sino a lo que ésta simbolizaba: “El cabello que lleva sobre su cabeza es símbolo de su consagración a Dios, Números 6:7 (NTV). El poder espiritual y la pureza son inseparables. Comparemos a Sansón con Balaam. Sansón reveló el secreto de su fuerza a Dalila, y Balaam le descubrió a Balac el secreto del poder espiritual de Israel. Número 22 registra la historia de un rey llamado Balac quién contrató los servicios del profeta Balaam para que maldijera al pueblo de Israel, pero Dios no lo permitió. Dios protegía a Israel porque permanecía en santidad. Balaam no podía maldecir a Israel entonces, para no perder la recompensa, concibió un plan diabólico. Le enseñó a Balac una forma en que Israel perdería la presencia y la bendición de Dios. Le aconsejó que sus mujeres sedujeran a los hombres de Israel a cometer inmoralidad sexual: “Tengo unas cuantas cosas en tu contra: que toleras ahí a los que se aferran a la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner tropiezos a los israelitas, incitándolos a… cometer inmoralidades sexuales”, Apocalipsis 2:14 (NVI). Balaam le dio a Balac el código secreto para que Israel perdiera la presencia, y por ende la protección: Los israelitas tuvieron relaciones sexuales prohibidas con las mujeres moabitas… Ellas los invitaron a sus fiestas. Allí comieron juntos y adoraron a los dioses de los moabitas. Fue así como el pueblo de Israel adoró al dios Baal-peor. Entonces Dios se enojó muchísimo, Números 25:1-3 (TLA).

 

La mayor derrota de Israel fue perder la PRESENCIA DE DIOS. Es como si Balaam le hubiera dicho: “Si puedes lograr que ellos pierdan la santidad, perderán a Dios y también su bendición”. La falta de santidad aleja a Dios de nuestras vidas. “El Señor… anda por tu campamento para protegerte… Por eso tu campamento debe ser un lugar santo; si el Señor ve algo indecente, se apartará de ti, Deuteronomio 23:14 (BAD).

Felipe Henry solía decir a sus hijos: “Procuren agradar a Dios y se agradarán el uno al otro. Les deseo santidad y estoy seguro de que tendrán entre ustedes felicidad”.

 

  1. Elige una pareja santificada.

 

La mayor debilidad que los hijos de Dios han revelado desde el principio de la humanidad ha sido escoger para sí cónyuges inconversos. Dios había ordenado expresamente que no se emparentaran ni adoptaran las costumbres de las naciones paganas: “No hagas tratados… no te unas en matrimonio con su gente… porque ellos harán que… se aparten de mí para rendir culto a otros dioses. Entonces el enojo del SEÑOR arderá contra ti, y pronto te destruirá…”, Deuteronomio 7:2-4 (NTV). Sin embargo: Los israelitas no obedecieron, sino que permitieron que sus hijos y sus hijas se casaran con gente de esos pueblos, y que adoraran a sus dioses, Jueces 3:5-6 (TLA). Los israelitas se mezclaron con los paganos y adoptaron sus malas costumbres… y eso resultó en su ruina… Por eso, el enojo del SEÑOR se encendió contra su pueblo y… los entregó a las naciones paganas… Sus enemigos los aplastaron y los sometieron a su cruel poder”, Salmo 106:35-42 (NTV). ¿Lo ves? Perdieron la santidad y también la protección. “Pues el SEÑOR ha rechazado a su pueblo… porque… han formado alianzas con paganos, Isaías 2:6 (NTV).

 

El pueblo que regresó del exilio no aprendió la lección, ya que cometió el mismo pecado: “Muchos del pueblo de Israel… no se han mantenido separados de los otros pueblos… se han casado con mujeres de esos pueblos… De manera que la raza santa se ha corrompido… Peor aún, los primeros en cometer este ultraje han sido los líderes…”, Esdras 9:1-2 (NTV). Diez años después Nehemías tuvo que lidiar con el mismo pecado: “En esos días… me di cuenta que algunos judíos se habían casado con mujeres de Asdod, Amón y Moab… Por eso los reprendí, los maldije y hasta golpee a algunos de sus hombres y les arranqué el cabello. Les hice prometer en el nombre de Dios que sus hijas no se casarían con los hijos de esa gente… Les dije que no estaban siendo fieles a Dios por estar cometiendo nuevamente el mismo pecado…”, Nehemías 13:23-27 (PDT). ¿Aprendieron la lección? Jamás: “Judá… ha violado la santidad del templo… y los hombres de Judá han tomado por esposas mujeres que adoran a dioses falsos, Malaquías 2:11 (DHH).

 

Ahora lee cuidadosamente lo que dice el Nuevo Testamento: “No se unan ustedes en un mismo yugo con los que no creen. Porque ¿qué tienen en común la justicia y la injusticia? ¿O cómo puede la luz ser compañera de la oscuridad? No puede haber armonía entre… un creyente y un incrédulo”, 2ª Corintios 6:14-15 (DHH).

Hasta cuando Dios da permiso a una viuda para volver a casarse añade esta condición vital: “con tal que sea en el Señor”, 1ª Corintios 7:39. “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor, 1ª Corintios 7:39. “En el Señor” puede significar “con su bendición”. El consentimiento de los padres es importante pero, ¿y qué de tu Padre celestial? ¿Dará su consentimiento para que te unas a una persona inconversa? A lo largo de los tiempos los santos han pagado un alto precio por las uniones profanas. Dalila fue una maldición para Sansón. Mical tampoco ayudó a David. Hubiera sido mejor que se casara con la más pobre de todo Israel, sin más que la ropa que vestía, en lugar de aquella compañera arrogante que se burlaba de él por celebrar la fidelidad de Dios.

 

Antes de concluir con este punto queremos hacer una salvedad: puede existir yugo desigual aun entre creyentes. La Biblia dice: “Cómo andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo”, Amós 3:3. Que una persona diga ser cristiana no es razón suficiente para que te cases con ella, ni para que te asocies en los negocios o la tengas en tu círculo íntimo. El que vaya a la iglesia no es garantía, ya que el diablo no se pierde ningún culto y toma nota de todos los mensajes. Necesitamos discernimiento para saber con quién asociarnos. Cuando Esdras comenzó a edificar el templo los enemigos quisieron colaborar. Los enemigos… fueron a ver a Zorobabel y a los jefes judíos, y les dijeron: “Déjennos ayudarlos a reconstruir el templo de Dios. Nosotros adoramos al mismo Dios que ustedes. Desde que el rey… de Asiria nos trajo a vivir aquí, hemos estado presentando ofrendas a Dios, Esdras 4:1-2 (TLA). El Espíritu Santo afirma que son enemigos, pero ellos dicen adorar y presentar ofrendas al mismo Dios. Y en parte decían la verdad. Adoraban a Dios sin dejar de adorar a sus dioses. Eran sincretistas y querían infiltrarse para detener la obra de Dios. Recuerda que esa es la estrategia del diablo: mezclar lo malo con lo bueno. Jesús nos ensenó este principio en la parábola de la cizaña. Él dijo que el enemigo sembró la cizaña en el campo de trigo. Suele faltarnos el discernimiento espiritual a la hora de asociarnos, ya sea en el matrimonio, los negocios o el ministerio. ¿Y cómo nos damos cuenta de que una persona es realmente del Señor? Por sus frutos: “Ten cuidado de los falsos profetas que vienen disfrazados de ovejas… pero en realidad son lobos feroces. Puedes identificarlos por su fruto, es decir, por la manera en que se comportan. ¿Acaso puedes recoger uvas de los espinos o higos de los cardos?… de la misma manera que puedes identificar un árbol por su fruto, puedes identificar a la gente por sus acciones, Mateo 7:15-20 (NTV).

En conclusión, no te quedes atontado ante lo que ven tus ojos ni compres todo lo que te ofrecen. Lleva todo asunto ante el trono del Señor. Algunas cosas pueden resultar atractivas, pero provenir directamente del infierno.

 

Extraído del libro “Consejos íntimos”