Violencia en la intimidad sexual

Conocimos a un matrimonio que tuvo 7 hijos, pero desde que se casaron pelearon todo el tiempo. Sin embargo, según ellos, en lo único que andaban bien era en el sexo. ¿Cuál fue el resultado? Se divorciaron. Es imposible creer que una pareja que tiene una mala relación ha de tener una intimidad gratificante. Tarde o temprano, las rencillas los distanciarán.

 

Muchas mujeres fingen placer para satisfacer a sus esposos, pero su vida sexual es frustrante. Muchos esposos saben de sexo por lo que aprendieron de sus amigos o por medio de la pornografía. En base a los parámetros mentirosos de la pornografía confunden hacer el amor con la intromisión peneana, por lo cual apresuran ese acto, creyendo que así como ellos disfrutan por el roce del glande con las paredes vaginales, su pareja sentirá igual. Pues no. La vagina está diseñada para parir no para sentir placer, de ahí que más del 80% de las mujeres no alcanza el orgasmo por la penetración.

La pornografía, destinada para excitar fundamentalmente al hombre, le hace creer al varón que el pene erecto es la “vedette” de la sexualidad y que con ese “instrumento poderoso” logrará satisfacer a su pareja, pero lo cierto es que muchas mujeres tratadas con cierta rudeza en la embestida vaginal se sienten ultrajadas, violadas y hasta usadas. Muchos esposos creen que el deseo de ellos determina lo que ha de ocurrir con su esposa, entonces la obligan a tener intimidad. Con frecuencia, a la violencia sexual en el matrimonio se suman otros tipos de violencia.

Según Beatriz Goldberg existen parejas que nos hacen mal, que son tóxicas, que transforman la vida de a dos en un pequeño infierno privado. Igual que un veneno o cualquier otro tóxico, actúa por saturación, esto es, acumulando residuos nocivos hasta empobrecer la vida, lesionar seriamente la autoestima, agotar el buen humor, disminuir el rendimiento en otras áreas y hacer la vida miserable, llena de culpas y sin sentido. En este tipo de pareja la pasión devoradora alcanza su expresión más plena. Los integrantes de esa pareja se devoran uno al otro o establecen una forma asimétrica de deglución: uno es el que devora y el otro se deja devorar.

 

Una pareja tóxica se caracteriza por no estar bien ni juntos ni separados y por sufrir y lastimarse en el nombre del amor. Sus motivos son los reproches constantes, la ironía descalificadora, las escenas de celos, los insultos, los desbordes de todo tipo y, finalmente, la reconciliación, que solo será momentánea y perturbada apenas aparezca el primer atisbo de celos o desconfianza.

 

¿Qué hacer en caso de reconocer violencia en tu pareja?

 

No te quedes esperando que el tiempo solucione las cosas. No creas que mañana todo será mejor. Aunque es muy importante poseer una visión esperanzadora de la vida, el consejo es que rompas el silencio y busques ayuda.

 

Llevan ocho años de casados. Él es poco comunicativo y demasiado ácido en su trato diario; ella, en cambio, es muy tierna y atenta.

     Un amigo de su esposo la cortejó. Mantuvo una relación paralela con él por más de un año. Nadie sospechó. La semana pasada alguien descubrió que ella mantiene una nueva relación adúltera con otro hombre. Los pastores de la iglesia intervinieron. El implicado también está casado. El esposo no quiere saber; ella no quiere hablar.

     Sepultaron todo lo ocurrido con “buen sexo”. Sin embargo, tienen una intimidad fingida, porque aunque disfruten de la sexualidad, la relación está plagada de engaños y cubierta por mentiras. ¿Cuál será el final de esta historia? Es difícil predecir, pero una relación agrietada, tarde o temprano se destruirá.

 

El “buen sexo” no tiene la virtud de resucitar un matrimonio moribundo por los malos tratos y los engaños. Es necesario crecer en amistad, sinceridad, entrega y entusiasmo.

 

Extraído del libro “Consejos íntimos”

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