La falta de visión de los padres cercena el futuro de sus propios hijos, robándoles miles de bendiciones. En vez de ser agentes de Dios otorgando el poder para prosperar se transforman en agentes de Satanás que dañan la identidad y el potencial esencial de esa vida. Imparten maldición en vez de bendición. Si tienes la costumbre de decir lo que viene a tu boca, renuncia a esa mala manera de vivir. Solo debes hablar lo que es de edificación.
Tantas veces se escucha decir a los padres: «trabajo mucho para que mis hijos no pasen necesidad… No quiero que sufran las privaciones que sufrí cuando era chico…». ¡Seguramente habrás oído estas frases! Y se limitan a darles «cosas» en vez de edificar un carácter y brindarles «herramientas» para la vida. ¡Cambia tus prioridades si realmente los amas!
«Herramienta» versus «entretenimiento»
Una herramienta es un instrumento que permite ejecutar ciertos trabajos; son objetos diseñados para facilitar la realización de una tarea. En cambio, entretenimiento es perder o «matar» el tiempo. Wikipedia agrega algo muy interesante. El término «entretenimiento» comenzó a utilizarse en Europa a finales del siglo XV en relación a la acción financiera de desviar en beneficio propio los bienes ajenos, es decir, desde el inicio de esta palabra la connotación ha sido negativa. Con posterioridad tal acepción dio paso a «desviar la atención», asociándose a la idea de ocio sin mayor fruto1.
Piensa en el mundo espiritual, ¿no estará Satanás ‘comerciando’ de manera incansable para ‘desviar la atención’ de padres e hijos a fin de que se llenen de entretenimientos y no despierten a los potenciales que Dios ha puesto en el interior de cada uno? Tener momentos de ocio es positivo, siempre y cuando se viva una vida de productividad y avance. No son tanto los esfuerzos extremos y excepcionales como sí la disciplina diaria lo verdaderamente importante a la hora de alcanzar los objetivos.
Entretener calma a los niños y también a los padres; es bueno, siempre que sea en su justa medida. Pero, ¿no estarás pagando mucho más de lo que imaginas? Si le das a tu hijo todo el tiempo solo entretenimiento corres el riesgo que se atrofien sus capacidades potenciales, en vez de desarrollarse y descollar en distintos ámbitos. Está comprobado que un buen músico se distingue de otro que es excelente en base a un solo hecho, no la capacidad innata sino el tiempo de práctica. Los músicos que están en la cumbre no trabajan un poco más, trabajan muchísimo más que el resto. No hay otro secreto2.
No temas darles responsabilidades a tus hijos conforme a su edad; de ese modo desarrollas el carácter. El cumplimiento de las obligaciones asumidas, el ser dueño del tiempo y no títere en manos de otros y el ejercicio de la responsabilidad les permitirá cumplir con la tarea que Dios les asigne. La fuerza de carácter es la capacidad de mantener su elección a pesar de eventos u otros factores contrarios, como pueden ser la adversidad o la oposición. No es algo innato, sino que se desarrolla3.
Si eligen un deporte haz que lo disfruten, pero también que asistan a las prácticas y los entrenamientos. Comprométete en la formación, no tanto por los logros sino con la meta de desarrollar el carácter. No dejes las obligaciones asumidas libradas a la voluntad de cada día, sino colabora a que adquieran amigos, aprendan lo que se han propuesto y, sobre todo, disfruten. No les impongas los resultados de ganar y no los desmerezcas si fallan, pero si algo les apasiona, ayúdalos estando disponible y estimulándolos a la superación. ¡Sé su fan número uno!
El problema de muchos niños que quieren practicar un deporte, aprender un idioma o tocar un instrumento, es que sus madres son tan indisciplinadas que los llevan cuando ellas tienen ganas o están desocupadas. Esta falta de motivación en la madre, sumada a la ausencia de contención frente a los desafíos genera niños dependientes e inseguros. ¡Qué este no sea tu caso!
Planifica un legado
La Biblia dice: «El hombre de bien deja herencia a sus nietos», Proverbios 13:22a (NVI 1999). Para que este pasaje se cumpla es necesario planificar un legado. Nuestra sociedad occidental e individualista piensa en el retiro o la jubilación personal y en aumentar el patrimonio para mejorar la calidad de vida, pero no cómo bendecir a las siguientes dos o tres generaciones; cómo edificar un carácter santo y alineado con los principios espirituales.
El Salmo 22:30-31 dice: «Mis hijos te rendirán culto; las generaciones futuras te alabarán, y los que nacerán después sabrán que tú eres justo y que haces grandes maravillas», (TLA). El comentario Diario Vivir en relación a este pasaje bíblico explica lo siguiente: «Las generaciones del mañana dependen de nuestra fidelidad presente. De la manera en que enseñamos a nuestros hijos acerca de Dios, ellos enseñarán a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Si no les hablamos de Dios a nuestros hijos, estaremos rompiendo la cadena de la influencia de Dios en las generaciones venideras… Si somos fieles en las oportunidades que se nos presentan hoy, estaremos afectando el futuro. Si queremos que nuestros hijos sirvan a Dios, deben escucharnos hablar de Él. No basta que la iglesia o los que tienen más conocimiento les impartan educación cristiana, debemos hacerlo nosotros en casa». Muchas bendiciones futuras están supeditadas a tu tarea en este aspecto y a la perseverancia que hayas empleado.
Hoy es el día de cambiar nuestra concepción respecto de la vida, la familia, el futuro de nuestros hijos y el premio de nuestra tarea maternal. No debe interesarnos solo el hoy sino los próximos cincuenta u ochenta años por venir. ¿En qué personas queremos que se conviertan nuestros hijos? ¿Qué anhelamos para nuestros nietos? ¿Cuál será el legado que dejaremos?
Aunque nuestro tiempo sea limitado puede perpetuarse en frutos si a nuestra acción sumamos la dirección del Santo Espíritu. ¡Tú no estás sola, Dios quiere ayudarte en la tarea más trascendental de todas: forjar el carácter y la espiritualidad de la próxima generación!
¿Sabes qué dice la Biblia al respecto? Nos da una perspectiva eterna: «Dichosos ellos, dice el Espíritu, porque… verán en el cielo los frutos de sus buenas obras«, Apocalipsis 14:13 (CST-IBS).
¡Abdicar no es una posibilidad! Sin importar tu estado de ánimo tendrás que continuar; pero la buena noticia es que tu éxito se multiplicará porque en tu victoria está la victoria de los que te rodean. Y tu empeño, no los resultados, determinarán tu recompensa.
No temas mostrar a tus hijos la devoción que sientes por el Señor, así ellos te increpen, te desafíen por preguntas para las que no tienes respuestas o te intimiden con burlas. Algo de eso hacíamos con la abuela; sin embargo, su persistencia marcó mi vida y la de mi hermana.
No te dejes vencer, aunque los resultados te insten a eso
Un dato por demás llamativo del roble es que las semillas requieren varias temporadas para desarrollarse plenamente. Presta atención en este detalle: la primera planta probablemente se secará pero, al siguiente año, aparecerá un nuevo brote. ¿Qué hubiese ocurrido si quien la plantó cejaba en el intento al ver esa ‘primera muerte’? ¿O si enojado desmenuzaba la tierra y arrancaba la semilla? ¿O cambiaba la primera por una nueva en el intento de que, finalmente, nazca una planta?
¡Es increíble la similitud del roble con el proceso que requiere forjar una nueva generación de campeones! En ciertas ocasiones sentirás que todo tu esfuerzo como madre, esposa, mujer y consejera se va por el retrete. Todo es decepción. Tus hijos no obedecen, no hay cambios ni mejorías; al contrario, las cosas parecen empeorar. Cada vez que seas expuesta a esta realidad recuerda al roble en sus primeros años. No te des por vencida, permite que en la soledad Dios siga alimentando tu fe y te muestre cómo hacer efectivamente la obra que tienes por delante. El secreto para ser una madre alineada con el Espíritu Santo radica en tus encuentros en el lugar secreto con Dios.
¡Siguen las sorpresas!
Isaías 61:1-3 dice: «El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo, y a confortar a los dolientes de Sión. Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria», (BAD).
Jesús inició su ministerio terrenal proclamando este poderoso mensaje y, como Él sigue obrando, quiere iniciar la tarea de restauración en tu vida profetizando la misma palabra. Si nunca has entregado tu vida, tu futuro y tu familia a Dios, no dejes pasar más tiempo y dile: «Jesucristo, acepto tu ministerio de restauración, acepto el regalo de la salvación. Sé que para liberar mi alma del infierno que se vive en las dificultades y del infierno eterno por la falta de tu presencia viniste a este mundo y entregaste tu propia vida en rescate de la mía. Acepto que pagaste mi deuda. Hoy te recibo como mi Salvador y acepto el perdón de mis pecados. Me comprometo a conocerte cada día más y a vivir para tu gloria. Deseo ser tu colaboradora en todo lo que quieras hacer. Gracias por esta oportunidad de acercarme a ti. Gracias por tu disposición en ayudarme y por tu Espíritu Santo para instruirme y guiarme. Enséñame a vivir dependiente de tu persona. Todo lo pido en los méritos que Jesús logró por su entrega sacrificial a favor de mi vida. Amén».
Esta simple oración, si la crees y comienzas a buscar la presencia de Dios, cambiará tu destino eterno. Además, te permitirá tener comunión con el Espíritu de Dios. No se trata de religión sino de conocimiento y relación. No temas compartirle tus temores y ansiedades al Rey de Reyes, así como los desafíos que te toque enfrentar. A veces vendrán a tu mente nuevas soluciones; otras, alguien iluminará tu camino con un buen consejo, en ciertas ocasiones algunas personas querrán ayudarte sin que sepas bien el porqué. Recuerda este día en que le entregaste tu vida a Cristo porque verás su ayuda de mil maneras diferentes. ¡Prepárate! Él nunca te dejará y testificarás de su favor.
Extraído del libro “Madres que afirman, hijos que prosperan”