De los nueve a los doce años
Es la etapa de la preadolescencia. Los chicos y chicas a esa edad se sienten más inhibidos y pueden reaccionar de diferentes maneras frente a lo sexual. A veces se niegan sistemáticamente a escuchar cualquier cosa relativa al tema de boca de sus padres. No así cuando el mensaje viene de líderes respetados por ellos.
En una encuesta que realizamos entre jóvenes de Argentina, el 70% manifestó que sentía vergüenza cuando el tema sexual era tratado en el hogar y con sus padres; en cambio, sentía interés cuando lo abordaba un líder o pastor.
En parte, es el propio pudor el que limita la comunicación con los padres; pero también la lectura que los hijos hacen de la reacción que provoca el tema en sus progenitores. Si la comunicación verbal no es posible por negativa de los preadolescentes, entonces recurra a otros medios, por ejemplo: un libro, una charla o evento informativo, etc. Pero los preadolescentes necesitan estar preparados a medida que avanzan hacia los cambios en la pubertad. La ignorancia creará dudas, temores y muchos complejos que pueden limitar la expresión de sus emociones.
Papá, mamá, no espere a esta edad demasiadas preguntas de sus hijos; la mayoría de las veces ellos no las hacen aunque tengan muchas. Sus hijos creen que solo ellos tienen esos interrogantes y que siempre son tontos. Como padre o madre sea proactivo; es decir, use intencionalmente los sucesos diarios para poder iniciar conversaciones acerca de los valores sexuales. Una noticia de la televisión o un programa particular, una tapa de revista o un comentario del barrio. Cualquier fuente es buena como inicio de una charla. Esté atento para aprovechar las oportunidades que la vida le presenta. Le sugerimos leer nuestro libro ¡Cuidado! Llegaron los adolescentes, que explica de manera divertida todos los cambios físicos, psicológicos y espirituales que acontecen en este período de la vida.
¡Atención! No cometa estos errores
No se comporte usted como un adolescente. Recuerde los altibajos emocionales que tienen todos los adolescentes. Su psiquis está cambiando, sus hormonas generan impulsos variados. Por momentos estarán reflexivos y, en otros, explosivos. No reaccione como si usted fuera un adolescente más. Mantenga la calma y genere un ambiente de tolerancia y respeto.
No intente hacerse el gracioso. Hay que reírse con ellos y no de ellos. Muchos padres buscan la complicidad de sus hijos haciéndoles chistes acerca de sus cambios o de algo personal, creyendo equivocadamente que eso generará espacios compartidos; pero, en realidad, aun cuando el adolescente no lo exprese, paulatinamente se irá alejando y, generalmente, forjará resistencia y enojo encubierto. Tenga cuidado, no se ría de ellos.
En cambio: cultive en ellos las expresiones de cariño. Acostumbre a los adolescentes a que, a la mañana y a la noche, saluden con un abrazo y un beso; ser cariñosos es algo positivo. Aprender a relacionarse sanamente, a mostrar cariño, a dejar ver sus sentimientos, no significa que sean débiles sino, por el contrario, los fortalece.
Muestre usted mismo un amor incondicional. No importa cómo se comporten sus hijos, usted ámelos. Por cierto, amor no significa aprobar todo lo que hagan pero significa que, pase lo que pase, usted seguirá queriendo a sus hijos.
Extraído del libro “Niños con futuro”