Nº28 // Sí quiero, ¿o no? Parte III

No podemos saber a ciencia cierta si una pareja sobrevivirá al paso del tiempo, pero existen criterios que nos permiten reconocer si nos estamos juntando con la persona adecuada o no. He aquí algunos de ellos:

  1. Los miembros de la pareja deben ser verdaderos compañeros.El matrimonio es una aventura hermosa, siempre y cuando se priorice el valor de la comunicación entre ambos. Existen distintos grados de comunicación pero se debe aspirar a un nivel en el que se pueda dialogar emocionalmente, es decir, compartir los deseos y sentimientos más íntimos. Este nivel permite hablar la verdad en amor; ser sinceros pero sin condenar; abiertos pero no exigentes. Es una búsqueda por comprender los pensamientos y los sentimientos de la pareja en vez de condenarla; es buscar el modo de crecer juntos a pesar de nuestras diferencias. ¡Qué hermoso es que tu esposo/a sea alguien a quien tú puedas entender y alguien que te pueda entender a ti!
  2. Debe existir fe y confianza plena en el otro.Que no sea necesario temer, desconfiar o protegerse. Que el otro nos inspire una completa confianza sobre la cual se pueda cimentar un amor duradero y susceptible de crecimiento. Tener la convicción de que el otro no nos va a dañar. Confianza es poseer la certeza de que el otro quiere nuestro bien, porque si vivimos con alguien y no estamos seguros de que quiera nuestro bien empezaremos a tener miedo y tensarnos, y el miedo es el peor enemigo del amor y de la apertura de corazón. Es imprescindible sentir que el otro es bueno y que podemos confiar en él.
  3. La relación debe procurar el bienestar de la pareja, por encima de las carencias personales.La pareja no debería estar al servicio de “yo” sino del “nosotros”. No se trata de que otro me haga feliz; nadie tiene tanto poder. Se trata de ser feliz haciendo feliz a la persona que tenemos a nuestro lado; se trata de invertir en la persona que amas y en la relación. Se trata de arriesgarse, confiar, respetar y ser generoso con la relación; apoyar, escuchar y compartir. Se trata de hacer que la relación funcione y perdure; en definitiva, encontrar la propia felicidad con la plenitud del otro.

Deseamos, proclamamos y oramos a Dios para encuentres la persona adecuada para compartir tu vida y, si ya la tienes, que la relación crezca en amor y pasión cada día.

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