Los errores más frecuentes que cometen las mujeres

Norma Pantojas, en su libro Los 30 horrores que comenten las mujeres y como evitarlos, comenta sobre las equivocaciones más comunes de las mujeres. A continuación, solo cinco que quisiéramos resaltar: 9

 

  1. Creer que el tiempo “corregirá” al esposo.

Aspectos negativos existen en todas las personas y muchos de ellos pueden negociarse porque no dañan la relación. Sin embargo, hay otros que podrían ocasionar muchos dolores, sufrimientos y consecuencias para el matrimonio. ¿Cuáles son los aspectos negativos que no se deben negociar? La infidelidad, la violencia física, verbal, psicológica o sexual, la irresponsabilidad, ya sea en el trabajo, en el hogar o en las cuentas por pagar, entre otras.

 

Hay mujeres que toleran la conducta irresponsable de sus esposos por temor a perderlos. Permiten que lleguen en las madrugadas totalmente borrachos, que anden de fiesta en fiesta o que sean agresivos con ellas o sus hijos. Eso no puede ser. Siéntate y comunícale que no permitirás bajo ninguna circunstancia esa conducta y si lo sigue haciendo dile que tomarás medidas al respecto (elije una consecuencia y cúmplela). Tu esposo debe saber que estás en control de tu vida. Los caballos saben cuando el jinete tiene miedo. En el momento en que el caballo percibe a un jinete temeroso hace lo que quiere y no sigue sus órdenes, pero cuando siente un jinete firme, obedece su mandato. Lo mismo pasa con las personas. Al expresarse, las personas demuestran si están seguras o inseguras y le dejan ver al otro si son capaces de cumplir con las consecuencias que le advirtieron. Cuando las personas no experimentan consecuencias por sus malas acciones, las continúan repitiendo. Donde no hay consecuencias que disciplinen a la persona que incurre en una conducta incorrecta, jamás habrá cambios. Nunca toleres lo intolerable.

 

  1. Disimular el adulterio.

¿Por qué si eres una mujer fiel y digna, tienes que vivir con un hombre que te es infiel? Un hombre infiel no te pertenece, es público; pertenece a la mujer de turno. Respétate a ti misma. El varón infiel tiene su atención y su amor divididos. El verdadero amor no se divide, sino que se entrega por completo. Tienes todo el derecho a exigir fidelidad. Que no sea el conformismo o la necesidad de sostén económico lo que te mantenga aferrada a un hombre que no te quiere ni respeta.

Hay mujeres que permiten que sus esposos adúlteros visiten sus casas para seguir teniendo relaciones sexuales con la esperanza de que dejen de ser infieles. Esta actitud demuestra lo poco que se valoran. El amor no se mendiga. No toleres la deslealtad conyugal. ¿Te pusiste a pensar que puedes contagiarte alguna enfermedad? El 67% de los nuevos casos de VIH se da en mujeres, en sus hogares y por sus propios esposos, por la promiscuidad con la que ellos viven su sexualidad.

 

  1. Enamorarse de un hombre casado.

Por lo menos una vez en la vida, todos seremos tentados sexualmente. Que una persona casada te atraiga no es pecado, ceder a esa tentación sí lo es. No seas confidente de un hombre que no te pertenece, menos aún si éste tiene problemas maritales. Ese hombre tiene un compromiso emocional, moral y legal con otra mujer. No seas partícipe en el quebrantamiento conyugal. Por otra parte, si ese hombre accede a vivir contigo, tarde o temprano lo que le hizo a su primera esposa e hijos te lo hará a ti, ya que no sabe valorar la fidelidad. Por donde lo mires, conectarse emocional o físicamente con un hombre casado no te conviene. En cuanto percibas una atracción ilícita, decide romper la relación. Apártate y escapa por tu vida y el futuro de tu familia.

 

  1. Creer que casarse o tener hijos es el pasaporte a la felicidad.

Muchas mujeres creen que serán felices si se casan o si encuentran a un hombre que llene todas sus expectativas. Viven devengando la alegría para el futuro con la ilusión de que algún “príncipe azul” vendrá, les propondrá matrimonio y serán felices para siempre. La felicidad no está en ningún lugar ni en ninguna persona que no sea Cristo Jesús. Es un horror pensar que alguien podrá hacerte feliz. Debes buscar un compañero para compartir el amor no para esperar que te haga feliz. Cuando logres sentirte realizada y plenamente satisfecha contigo misma, entonces y solo entonces, podrás compartir la vida con alguien más. Si la realización de una persona dependiera del cónyuge o de la llegada de un hijo, Dios sería injusto con aquellas que nunca se casan o que por distintas causas no pueden engendrar.

  1. Creer que las tareas del hogar y el rol de madre te esclavizan.

Norma Pantojas dice: “Las tareas del hogar y el rol de madre no son una esclavitud para la mujer sabia; son un privilegio. Servirle a los que amamos es una bendición. El reconocimiento más maravilloso en mi vida no son mis logros profesionales, sino los elogios de mi esposo y mis hijos. Ese trofeo nadie me lo puede quitar, porque ellos lo han grabado directo en mi corazón, donde nadie puede robarlo, ni el tiempo puede borrarlo”. No hay nada en esta vida que merezca ir por encima del amor a nuestros hijos y a nuestro cónyuge, solo Dios.

 

Desafío para la mujer

Piensa detenidamente en el contenido de este estudio.

¿Es tu pareja un hombre golpeador, irresponsable o infiel? ¿Permitirás que lo siga siendo?

¿Te sientes plena y realizada como persona? ¿Qué pequeñas decisiones deberías tomar para acercarte a tus metas personales?

Finalmente, ¿te has sentido tentada a involucrarte emocionalmente con alguien que no es tu cónyuge? Si es así, ¿qué harás al respecto? Recuerda que no solo tu vida está en juego sino, el futuro de todos los que amas.

Extraído del libro “Casados y felices”

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