Qué enseñar en PRIMEROS AÑOS – Parte II

Algunos consejos

  • No corrija a sus hijos si se tocan los genitales, diciéndoles que “eso” es sucio

«Ella lleva un año y medio de casada. Hasta hoy, su esposo nunca pudo verla totalmente desnuda. Para cambiarse el corpiño, por ejemplo, se pone una remera sobre su torso a fin de evitar la desnudez. No quiere que él la toque en los genitales porque “son sucios”. Su actitud contraria a la intimidad tuvo su origen, según ella, cuando sus padres la castigaban si se tocaba los genitales.»

 

  • Fomente espacios de intimidad para sus hijos

Ya hemos mencionado la necesidad de enseñar el valor de lo privado. A fin de reforzar esa idea, procure que sus hijos dispongan de un espacio personal; por ejemplo, para el descanso, para el guardado de sus cuentos y juguetes, etc. También es importante respetar el tiempo del baño sin intromisiones.

No deben compartir la misma habitación para dormir. Si por las condiciones de la casa, no existe un dormitorio para el niño o niña, se puede ambientar una parte del comedor o de la cocina, separada con un biombo o algo similar, para que pueda generarse ese espacio personal.

 

  • Cuide sus expresiones de cariño

Algunos padres, por ejemplo, besan a sus hijos en la boca.

Este comportamiento es inofensivo. Sin embargo, puede crear reacciones diversas.

Los besos en la boca, en nuestra sociedad, se consideran eróticos.

Tal vez en su familia sea una costumbre, pero convengamos en que no lo es para la sociedad en general y puede ser que los mismos compañeritos de la guardería o del jardín le digan cosas groseras al observar el hecho u otros quieran repetir el comportamiento con el menor, en una forma de abuso.

 

  • Enseñe una higiene cuidadosa

Los padres deben enseñar a sus hijos varones a limpiar bien el pene rebatiendo la piel que lo cubre para que no se junten secreciones o se produzcan infecciones. Pueden preguntar al pediatra la mejor manera de hacerlo. En la nena se debe insistir en que se limpie de adelante hacia atrás para evitar infecciones urinarias por gérmenes que están en la zona perianal.

La forma en que se transmiten los consejos y las recomendaciones para la higiene son esenciales para la idea que se formará en su mente infantil respecto de lo genital. Las palabras tales como: “lávate muy bien las manos” o “limpia bien todo”, o las expresiones del rostro como marcando desagrado u olores feos, pueden hacer pensar que esa zona es sucia. Debemos dar explicaciones que no estén cargadas de negativismo. Aclarar que, así como nos lavamos los dientes, la cara o los pies, debemos higienizar todos los lugares del cuerpo para que también estén limpios y sanos; sería una explicación recomendable.

 

  • Conteste de dónde vienen los bebés

Martison reconoce que, alrededor de los cuatro años, la mayoría de los niños se interesan por saber cómo nacen los bebes y de dónde vienen. Como los chicos enseguida se dan cuenta del efecto que provoca este tipo de preguntas sobre los padres, es que pueden reaccionar de dos maneras diferentes: si los papis se ponen incómodos y reacios a contestar, puede ser que, con tan solo cuatro años, opten por no volver a tocar el tema porque “mami y papi” se ponen mal; o, por el contrario, se tornan “insistentes” porque se dan cuenta de que los colocan en un aprieto y disfrutan ese hecho.

A lo que se dé como explicación, los niños lo tomarán literalmente. Si se les habla de una semillita, creerán que mamá tiene una franja de tierra en la panza. Si se habla de la cigüeña, lo imaginarán así. Si se dice que nace de un huevo, entienden que es similar al que se vende en los negocios.

Cuando preguntan cómo nacen los bebés, debe darse la respuesta real: nacen por la panza, con un corte que hace el médico, o por un lugar llamado vagina, que está entre las piernas.

Si el interrogante es de dónde vienen, evite hablar del repollo, la cigüeña o de la carta a París, porque cuando quiera enseñarle a no mentir, usted no será el mejor reflejo. A esta edad se puede hablar del “abrazo” entre mamá y papá. Un abrazo especial de los matrimonios, en el que se hacen caricias, se besan y están tan unidos que un espermatozoide de papá pasa a mamá y así se forma el bebé. Es opcional decir pene y vagina para explicar este último paso. Algunos padres, con sencillez, podrán llamar las cosas por su nombre; otros, ni aunque los apuntaran con un arma, lo podrían decir. El meollo central es no mentir, pero no hace falta ser muy detallista.

A propósito del empleo de un vocabulario específico, C. Cela11 registra 2.500 voces diferentes solo para el pene y los testículos. Para educar en sexualidad, se recomienda usar el lenguaje científico, que es el que se emplea en la medicina, en los libros y diccionarios.

Evite hablar del “pajarito”, “pipistrilo” o “de la serpiente”, por mencionar algunos eufemismos. Llame las cosas por su nombre; es el camino más corto para hacer sencillas las explicaciones.

 

Características de este período

Hacia los dos años y medio, el niño es consciente de sus genitales, a los que llama con el nombre que da a la micción.

Reconoce que los varones orinan de pie y las mujeres sentadas.

Pregunta por los senos de su madre y distingue una “nena” de un “nene” por la ropa y el arreglo del cabello.

 

Descripciones literales

En esta edad los niños tienen pensamiento concreto. Entienden lo que ven de acuerdo con la información que poseen. De ahí que debemos explicar el mundo con los ojos de niños y comprender que, para ellos, los eventos parecidos tienen significados similares. En otras palabras, suelen hacer descripciones literales.

 

Expresiones sexuales en el jardín de infantes

Durante el jardín de infantes, los niños y las niñas enfrentan muchas situaciones que tienen connotaciones sexuales; es común, por ejemplo, que la maestra tenga que llamar la atención porque algunos se besen o digan que son novios o que alguno de los pequeños le levante la pollera a una nena con el objetivo de “verle los calzoncillos” o repitan una palabra “sucia”. También es común que regresen al hogar con “nuevas palabras” de índole sexual. En caso de escucharlas, pregunte si saben qué significa. Luego, explique con simpleza e insista en que no es correcto decir esas palabras. No porque lo sexual sea malo, sino porque esas palabras tratan de ensuciarlo.

 

La edad de los descubrimientos

Entre los dos y los cinco años, deambulan solos por la casa y se relacionan con todo lo que les rodea a modo de descubrimiento. En este contexto, está el “hallazgo” que hacen de sus propios genitales, a los que tienden a tocar o mostrar. Algunos padres reaccionan alarmados y con temor, entonces le pegan al niño en la mano para que no lo haga, o le enseñan que “eso es sucio” y que “eso no se hace”.

En lugar de un discurso de este tipo, aproveche la oportunidad para instruir acerca de la diferencia entre lo privado y lo secreto.

 

La diferencia entre privado y secreto

Privado es lo que uno hace solo y para sí mismo. Por ejemplo, ir al baño es privado. Eso es bueno, uno lo hace solo y es para uno mismo. También el cuerpo tiene partes que son privadas, que no tenemos que mostrarlas a cualquiera. Forman parte de nuestra intimidad. Secreto es si alguien le dice que le muestre sus partes privadas y le hace prometer que va a guardar el secreto; o le dice o hace cualquier cosa y eso le hace sentir mal, o le muestra o le pide que toque sus partes privadas. Enseñe al niño que corra y cuente a alguien de confianza lo sucedido. Dígale que nunca guarde un secreto. Eso no es bueno. Debe contar a mamá y a papá o a alguien en quien confíe, todo lo que le pasa.

 

Extraído del libro “Niños con futuro”