La confesión del Sr. X

Con toda probabilidad hayas intentado detener las conductas impropias y, a pesar de las consecuencias, no has podido. Pablo dijo: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí”, Romanos 7:19-21.

Si crees haber superado la adicción pero el deseo por mirar pornografía regresa con más fuerza y la culpa te visita de seguido entonces entenderás el poder de esta tiranía. Te resulta imposible parar y aunque existen períodos de abstinencia en los que crees que las ganas por consumir nunca regresarán, la tentación vuelve con mayor ímpetu y finalmente te lleva por senderos que prometiste no transitar. El siguiente testimonio lo ilustra bien.

Hace 4 años que estoy casado y una semana atrás mi esposa me atrapó consumiendo pornografía.

Todo comenzó en la adolescencia. Pasé gran parte de ella llenando mi cabeza de imágenes sexuales producto de las revistas que veíamos con mis amigos. Luego, miraba películas eróticas que muy pronto se transformaron en pornográficas. La masturbación me acompañó desde entonces. Al principio lo hacía una vez a la semana, luego todos los días y mi comportamiento llegó a ser tan enfermizo que hubo tiempos en que me masturbaba hasta cinco veces al día. Mi vida entró en una picada vertiginosa. Tuve mi primera novia, intenté ir demasiado lejos y ella me abandonó. Avergonzado y con ánimo de revancha tuve sexo con una prostituta. El desenfreno fue total. Pornografía, fornicación, lujuria, todo formó parte de una vida miserable y triste. Ya no podía más. Compartí mi historia con un consejero espiritual que me ayudó y por unos meses estuve sobrio. Al tiempo me casé. Mi esposa es muy atractiva y al principio me satisfacía por completo. Pero fue sólo por un tiempo. Mi viejo problema recrudeció cuando por cuestiones laborales pasé varios meses solo, en otra ciudad. Me costaba estar en comunión con Dios y esto de la pornografía era fuerte, me volvió a atrapar y me gustó. Regresé a la masturbación. Recorría las calles de la ciudad simplemente para ‘mirar’ mujeres. Me repetía a mí mismo que no hacía nada malo. Pero una cosa fue llevando a la otra y cuando me di cuenta estaba en la cama con una mujer que no era mi esposa. Me sentí sucio. Prometí no volver a hacerlo. Pero el deseo por lo prohibido creció al punto que la infidelidad se transformó en un hábito de vida. Estaba cebado. Mentía descaradamente y llevaba una doble vida sin culpas. Terminé haciendo cosas que nunca imaginé que haría. Me di cuenta que había cruzado todos los límites cuando me acosté con la mejor amiga de mi esposa. Siempre pensé que eso era cosa de degenerados. Necesito recobrar mi cordura.

Algunos meses después recibimos el siguiente mail.

Amados pastores. Les cuento que mi vida ha mejorado muchísimo. Qué bien me hizo confesarme. Ha habido  un tiempo de victoria casi total en el área de la sexualidad, digo casi total, porque aún batallo todos los días con las tentaciones. Hay momentos donde es demasiado difícil resistir, pero con la ayuda de Dios lo estoy logrando. Llevo más de 5 meses en abstinencia aunque quiero ser sincero y reconocer que me he masturbado 5 veces y volví a ver pornografía en algunas ocasiones. Confesé mi pecado a quien es mi tutor. Continúo en la batalla todos los días, semana tras semana, buscando estar lejos de cualquier foco de tentación. Sé que debo esforzarme, porque en algún momento esto será una victoria total y definitiva. Sé que con Dios y la ayuda de ustedes saldré victorioso. Desde aquella confesión ha habido un cambio radical en mi mente, mis pensamientos no se desenfrenan con tanta facilidad y el Espíritu Santo ha venido haciendo una fuerte obra en mí. Mis pastores han sido muy pacientes conmigo y una puerta muy favorable de parte de Dios para mi restauración total. Estoy educando mis emociones y persevero en las decisiones que tomé de cambiar todos mis hábitos dañinos. Quería reportarme y que supieran cómo ha sido mi vida en los últimos meses. Sigan adelante en la misión de rescatar y restaurar a otros de las garras de la adicción. Muchas gracias como siempre y éxitos en todo.