Nº33 // Cuando el amor no es suficiente III

El amor por sí solo no podrá mantener en pie tu relación de pareja. Necesitas algo más. La tentación llega cuando uno menos la espera. Si quieres ganar la batalla de la integridad sexual:

  1. Reconoce aquello que te tienta y prepárate. “Ciertas situaciones te hacen más vulnerables a la tentación que otras. Algunas circunstancias te harán tropezar casi de inmediato, mientras que otras no te molestarán mucho. Pregúntate: ‘¿Cuándo me siento más tentado? ¿Qué día de la semana? ¿A qué hora del día? ¿Dónde me siento más tentado? ¿En el trabajo? ¿En casa? ¿En casa de un amigo? ¿Quién está conmigo cuando soy más tentado?’. Presta atención si la tentación aparece cuando estás cansado, solo, aburrido, deprimido o bajo estrés. Debes identificar tu modelo particular de tentación y luego prepararte para evitar esas situaciones tanto como sea posible”, Rick Warren.
  2. Coloca un freno a tus ojos. La mayoría de las tentaciones comienzan por la vista, Génesis 3:6. Tus ojos son órganos sexuales muy poderosos. Jesús nos advirtió diciendo: “Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno”, Mateo 5:29 (NVI). Job tiene un buen consejo: “Hice pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, había yo de mirar a una mujer para codiciarla?”, Job 31:1. Un pacto con los ojos es una buena decisión para evitar todo pecado sexual.
  3. Sustituye un pensamiento inapropiado por otro conforme a la Palabra de Dios. Un antiguo adagio latino dice: ‘principiis obsta’ que significa ‘resiste al comienzo’. La tentación procura captar tu atención. La mejor manera de evitarla no es resistir un pensamiento malo sino sustituirlo por uno bueno.
  4. Huye de la inmoralidad. Aléjate de los sitios que te tienten a pecar. Recuerda que tu primera tarea no es resistir, sino huir. Huye de la tentación, así como también de la compañía de aquellos que pueden hacerte caer en el lazo de la seducción. 1ª Corintios 6:18 dice: “Huyan de la inmoralidad sexual…” (NVI).

Contra el diablo, el consejo bíblico es resistir y él huirá; contra la flaqueza espiritual, Jesús nos exhortó a velar; pero contra el pecado sexual, el mandamiento es huir. De ningún otro pecado la Biblia nos manda a huir sino de la idolatría y de la fornicación, 1ª Corintios 10:14 y 6:18. En otras palabras, cuando se trata de tentaciones sexuales, dice Dios sé un cobarde, ¡huye por tu vida!