Por un beso de tu boca, dos abrazos te daría, tres canciones que demuestren cuatro veces mi alegría y en la quinta sinfonía de las seis que yo más quiero, siete veces te diría, las ocho letras que te quiero, nueve veces por ti mi vida, diez veces cuánto te quiero.
Los halagos deben incrementarse cuando acaba el noviazgo y comienza el matrimonio.
Mantener el romanticismo es una disciplina que debe practicarse diariamente. Los requiebres amorosos sirven al amor como el sol a la primavera; comienzan con la oración intercesora y siguen con el amor desinteresado, más preocupado en el otro que en sí mismo.
Para que el poder del cortejo te conduzca hacia la voluntad de Dios debes tomar la decisión de practicar la galantería solo con tu cónyuge; jamás hacia otra dama o caballero. Todo halago debe ser sincero, transparente y tierno, nunca con doble intención. Algunas personas propinan un halago a su pareja, pero en realidad es una crítica encubierta o una cínica burla vestida con lindas palabras, por lo cual el resultado obtenido difiere mucho del que nosotros proponemos. Los piropos tampoco sirven para mitigar el enojo por una situación no resuelta. Si hay un problema se impone primero dialogar y, cuando las aguas del alma están tranquilas y la barca del matrimonio navega con calma, es ahí donde debe matizarse la monotonía de la vida con la llama que despierta el dulce uso de las palabras.
Algunas personas menosprecian el valor de las palabras, pero Dios creó todo con el poder de su Palabra y sostiene todo lo creado con el poder de su Palabra. La palabra es creadora de realidades. Si quieres un matrimonio hermoso, no lo esperes como si fuera la lotería, más bien trabaja para que la realidad creada por tus palabras y acciones te acerque al anhelo de tu alma.
Con las palabras se destruyen potenciales, futuros y victorias, pero también se sanan pasados, se liberan sueños y se cumplen promesas. Tú decides qué quieres conforme a lo que tu boca habla.
Tal vez te resulte difícil halagar, pues bien, puedes escribir una nota con alguna frase que resultará una cursilería para algunos, mientras que para otros significará un gesto emotivo. En todo caso es mejor ser cursi que pacato y desabrido.
He aquí algunas ideas para compartir:
- Cuando un artista logre pintar el sonido de una lágrima, entonces te dejaré de amar.
- ¿Sabes cuánto mide el universo? NO. Entonces no sabes cuánto te amo.
- Para que no te olvides de mí, te daré mi dirección: vivo en la calle te quiero, mi teléfono es el amor y doblando a la derecha encontrarás mi corazón.
- Cuando naciste el sol se puso celoso porque vio nacer un sol más hermoso.
- Cuando mires las estrellas acuérdate de mí, porque en cada una de ellas hay un beso para ti.
- Napoleón con una espada conquistó una nación y con tu mirada conquistaste mi corazón.
- ¿Qué estará pasando en el cielo que los ángeles están en la tierra?
Ejercicio. La comunicación es un aspecto fundamental. Si reconoces heridas en tu alma originadas por la comunicación con tu pareja, quizás haya llegado el momento de acudir a un consejero cristiano que les ayude a reencauzar la relación. No olvides que Dios es especialista en restauración.
Responde a las siguientes preguntas:
¿Eres de escuchar con paciencia? ¿Te enojas con facilidad? ¿Postergas la resolución de los conflictos o los enfrentas rápidamente? ¿Utilizas expresiones groseras cuando estás enfadado/a? ¿Perdonas con facilidad? ¿Confías en tu pareja? ¿Te cuesta comunicarte? ¿Esperas mejorar tu comunicación? Si tu respuesta es sí, ¿de qué manera?
Lee los siguientes versículos bíblicos que se relacionan con la comunicación:
“Las palabras que brindan consuelo son la mejor medicina; las palabras dichas con mala intención son causa de mucha tristeza”, Proverbios 15:4 (TLA).
“Decir la palabra adecuada en el momento preciso es como manzana de oro servida en bandeja de plata”, Proverbios 25:11 (PDT).
“La respuesta amable calma los ánimos, pero la respuesta áspera aumenta el enojo”, Proverbios 15:1 (PDT).
“El insensato se enoja con facilidad, pero el inteligente pasa por alto los insultos”, Proverbios 12:16 (PDT).
“El corazón del justo piensa bien antes de hablar; la boca de los perversos rebosa de palabras malvadas”, Proverbios 15:28 (NTV).
“Es muy tonto y vergonzoso responder antes de escuchar”, Proverbios 18:13 (TLA).
“Vale más ser paciente que valiente; vale más dominarse uno mismo que dominar a los demás”, Proverbios 16:32 (TLA).
“Quien tiene cuidado de lo que dice, nunca se mete en problemas”, Proverbios 21:23 (TLA).
“Hablar mucho es de tontos; saber callar es de sabios”, Proverbios 10:19 (TLA).
“El que cuida lo que dice protege su vida; el que sólo dice tonterías provoca su propia desgracia”, Proverbios 13:3 (TLA).
Extraído del libro “¡Horror! Desperté con un desconocido en mi cama.