Características de la pornografía

La pornografía es un negocio multimillonario porque el costo de producción de cualquier película ‘porno’ es muy bajo y su rentabilidad es increíblemente elevada. Valga un ejemplo: en 1972 se estrenó la película Deep throat, su rodaje costó 24 mil dólares y la filmaron en dos semanas. Para 1974 había generado 2 millones de dólares; para el año 1981 más de 100 millones y en la actualidad las ganancias netas han superado ampliamente los 600 millones de dólares.

 

  1. Está destinada generalmente a los hombres. La pornografía se produce fundamentalmente para el público masculino. Si bien es cierto que cada vez más películas son pensadas para mujeres y hasta dirigidas por ellas, el cine ‘porno’ está gobernado por un punto de vista predominantemente masculino.

 

  1. Deifica el placer. La pornografía reduce a sus protagonistas a meros objetos. El placer es el dios que se persigue y se exalta. No hay espacio para el amor, el apego, el respeto o cualquier consideración personal porque justamente la pornografía vende sexo despersonalizado. Los actores separan la práctica sexual de la vida afectiva y eso termina impactando en la moral social. Solo existe sexo, lenguaje provocativo y obsceno. Esto atenta contra la institución del matrimonio y la santidad en la vida sexual. Asistimos a una cultura del «toco y me voy» con contactos sexuales fugaces en los cuales la promiscuidad aparece como algo tolerado, aceptado y hasta aplaudido. El discurso sexual que proyecta la pornografía privilegia el momento y el placer inmediato.

 

  1. Despierta nuevos deseos.

Los defensores de la pornografía dicen que genera placer y no daña. ¿No daña? Veamos un concepto médico. Nuestro cerebro contiene un pool de neuronas denominadas ‘en espejo’. Se ha demostrado que todo comportamiento que el ser humano observa provoca una especie de ‘eco neurológico’ que permite imitar esa conducta. Cuanto más vemos ese comportamiento, más se afianza ese sistema neuronal que permite no solo la imitación, sino la planificación de esos comportamientos.

 

  1. Hace de la transgresión su meta.

A fin de que la atención del público se mantuviera a lo largo del tiempo, los pornógrafos tuvieron que incorporar ‘novedades’, con lo que cada producción fue más osada que la anterior y, paulatinamente, aparecieron nuevos ghettos especializados en distintos tipo de prácticas. Con el paso de los años debido a la permisividad social el ‘porno’ tuvo que ‘evolucionar’ hacia prácticas aberrantes y violentas. Nuevos tipos de pornografía se incorporan al mercado todos los días en búsqueda de ávidos consumidores que estén dispuestos a pagar para ver aquello más osado, trasgresor y audaz, aunque sea execrable o asqueroso. Lo que en algún momento resultó chocante, por la exposición repetida se transforma en tolerable primero, en aceptable después y finalmente en deseable. La pornografía despierta nuevos deseos. Los pornógrafos no descansan en su afán de explotar comercialmente las fantasías sexuales.

 

  1. Proyecta una gran mentira.

La pornografía constituye una paradoja, es decir, una contradicción en sí misma porque muestra imágenes reales pero engaña no solo con el escenario sino con las posibilidades físicas de los que actúan. Ofrece una perspectiva falsa e imposible de reproducir.

 

  1. El consumo insensibiliza.

Según los doctores Dolf Zillman y Neil Malamut, la pornografía, sea o no violenta, aumenta la conducta agresiva a la vez que provoca una disminución en la sensibilidad hacia otras personas. La pornografía se comporta como una droga: necesita ser cada vez más fuerte para mantener el nivel de excitación sexual o superarlo. Esto se denomina efecto tolerancia. El alcohólico necesita más alcohol para emborracharse; el consumidor crónico de pornografía necesita mirar algo cada vez más fuerte para mantener el mismo grado de excitación.3

 

La pornografía no aplacará la soledad de tu alma ni dará respuesta a tus necesidades más sentidas. Puede ser que te excite por un rato pero no resolverá tus problemas ni mejorará tu calidad de vida, al contrario, frenará hasta anular toda posibilidad de crecimiento y bendición. Destruirá tu espiritualidad que es la verdadera fuente de vida y alejará la manifiesta presencia de Dios. ¿Acaso quieres eso para tu futuro? Un hombre que vivió rodeado de placeres escribió: «Bebe sólo el agua de tu propia fuente y no permitas que tu agua se derrame por las calles. No te conviertas en papá de niños nacidos fuera de tu hogar. No tengas hijos que otros van a criar; ellos deben pertenecerte solo a ti. Así que sé feliz con tu esposa, disfruta a la mujer con la que te casaste de joven… Que sus senos te satisfagan por completo, que su amor te apasione para siempre», Proverbios 5:15-19 (PDT).

Tú puedes ser el protagonista de la transformación de tu sexualidad por medio de la presencia de Dios en tu vida.

No te pierdas la segunda parte de este artículo.

 

Extraído del libro “GPS sexual, camino a la santidad”

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