Joel 3:10 expresa: “Diga el débil: fuerte soy”. Que tu lenguaje diario se alinee a la realidad espiritual del cielo. Que tus oraciones de fe coincidan con tus declaraciones durante el día. No te des licencia para declarar palabras negativas, ya que deshonran al Señor por incredulidad y limitan su obrar en tu vida. Por ello:
- El frágil diga: “El Señor es mi fortaleza”, Habacuc 3:19.
- El enfermo proclame: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores… y por su llaga fuimos nosotros curados”, Isaías 53:5. “Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová…”, Jeremías 30:17
- El que necesita perdón implore: “La sangre de Jesucristo su Hijo me limpia de todo pecado”, 1ª Juan 1:7. “…todos los que en él creyeren (en Jesús) recibirán perdón de pecados por su nombre”, Hechos 10:43.
- El atribulado repita todo el día: “Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré”, Salmo 18:2.
- El que siente soledad recite la promesa: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”, Mateo 28:20 (PDT).
- El quebrantado económicamente confiese: “Mi Dios, pues, suplicará todas las necesidades conforme a sus riquezas en gloria…”, Filipenses 4:19.
- Aquel que está en problemas diga: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová”, Salmo 34:19.
- El temeroso contrarreste ese maligno sentimiento con las palabras del Salmo: “Jehová es mi pastor; nada me faltará… Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”, Salmo 23:1-4.
- El desalentado declare: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”, Salmo 27:1.
- El que duda proclame: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”, 2ª Timoteo 1:7.
- El débil exprese: “Fuerte soy”, Joel 3:10.
- El que tiene dolencias, ya sea en el alma o en el cuerpo, haga suya la promesa: “Yo soy Jehová tu sanador”, Éxodo 15:26.
- Si te sientes alejado de Dios confiesa con tus labios: “Ya no soy extraño ni extranjero sino miembro de la familia de Dios”, Efesios 2:19.
Cuando dejes de boicotear tu fe y deshonrar a Dios con tus comentarios estarás dando lugar a lo sobrenatural de Dios. No te desanimes ni te rindas si aparentemente nada cambia. El hecho de que no estés viendo resultados no significa que Dios no está trabajando a tu favor. Como la semilla plantada requiere de tiempo y cuidados para generar una cosecha, así son las palabras de fe que se sustentan en las promesas del Todopoderoso. Recuerda: “Todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén…”, 2ª Corintios 1:20. Es decir, son ciertas y seguras. Dios promete en Hebreos 13:5 que nunca te dejará, de modo que confiadamente puedes esperar que todas las cosas te conducirán a la salud espiritual. “No te dejaré”, es una realidad en tu vida, por tanto, ¡créela! Dios conoce el informe médico, sabe de tu crisis económica y no le es desconocida la situación en tu hogar. “No te dejaré” significa: “si me das lugar, si me buscas de todo corazón, si honras mi presencia en tu vida y en todo lugar en el que te mueves, si me dejas actuar, yo me encargaré de la situación. Yo puedo con todo eso, puedo crear un camino bueno para tu vida, aunque hoy parezca imposible”. ¿Por qué lo decimos? Porque la Biblia asegura que Dios abrirá caminos donde no los hay (Isaías 43:19); cambiará las tinieblas en luz y lo escabroso en llanuras (Isaías 42:16); asegura que cuando pases por las aguas, Él estará contigo; y si por los ríos éstos no te anegarán. Cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama arderá en ti (Isaías 43:2). Dios te dará fuerzas, sabiduría y victoria: “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos”, Salmo 84:5. “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”, Isaías 40:29-31.
Deja de escuchar a Satanás, deja de angustiarte y llenar de sombras tu vida. No intentes entender por qué sucede lo que sucede. Descansa en el Señor. Suelta las riendas de tu vida y futuro en sus manos. Dios ha dejado plasmada en la Biblia miles de promesas para que te aferres a ellas. Puedes confiar en el Señor, Él nunca ha fallado antes y tampoco fallará ahora. Proclama y confiesa su Palabra. ¡Declara una realidad de bendición y prosperidad! Alimenta tu fe con el lenguaje del cielo porque Jesús dijo: «conforme a tu fe te será hecho».
Extraído del libro “Especialista en Restauración”