Qué enseñar de los CINCO a los OCHO años

De los cinco a los ocho años

En esta etapa tienen en claro las diferencias entre varones y mujeres. Suelen mostrar una reserva notable en lo concerniente al cuerpo y al sexo. Buscan establecer límites para su privacidad; indicativos de un buen crecimiento con adquisición de mayor autonomía.

En este período, comprenden muy bien las manifestaciones sexuales del mundo que les rodea. Alrededor de los 8 años, la mayoría de los chicos son conscientes del componente erótico en todas las situaciones de la vida. Reconocen el romance, aparecen las fantasías y pueden surgir formas diversas de enamoramiento.

 

Características de este período

Aparece la risa con picardía. A medida que aumenta la edad, se intensifican la vergüenza y el pudor; pero, como contrapartida, aparecen las bromas que incluyen lo genital, generalmente repitiendo cosas que escucharon de chicos más grandes. Es muy probable que no entiendan las bromas, pero intuyen el significado de alguna manera y se ríen con ganas.

Siempre que el niño no obtenga una información veraz y clara sobre el tema sexual, las bromas se convierten en la principal fuente de educación sexual. Es más, empieza a distinguir entre un chiste “decente” y uno “verde o sucio”, lo cual crea la idea de que el sexo es algo poco respetable. Como padre debe insistir en que el sexo es algo positivo, importante en la vida de toda persona y que no es conveniente transformarlo en motivo de burlas. Trate de influir con una actitud de condescendencia, no de reprensión.

 

Observan el ejemplo de los padres. A esta edad se forjan las ideas básicas acerca del sexo por cómo se relacionan papá y mamá. Si están peleando y gritándose la mayor parte del tiempo; si uno le dice al otro “no me toques”, si se faltan el respeto con gestos y actitudes… esto se absorbe.

Las palabras tiernas, así como las demostraciones de cariño, son el lenguaje que permite las mejores construcciones. Si su hogar es un ejemplo de amor, es fácil inferir que el niño incorporará indicadores positivos de intimidad matrimonial y familiar.

Por oposición, la mayoría de los delincuentes y de los adolescentes con problemas de relación, provienen de hogares disfuncionales.

 

Imitan actitudes. La sexualidad debe asumirse con naturalidad. No convertirla en motivo de bromas o en el centro de atención para inculcar temores.

Muchos especialistas reconocidos sostienen que las actitudes no saludables de los padres hacia el tema sexual son la primera causa de disfunción sexual de sus hijos en la vida adulta.

 

Realizan juegos sexuales (entre hermanos). Los datos facilitados por Finkelhor revelaron que el 13% de los estudiantes universitarios tuvo algún contacto sexual durante la infancia con un hermano o hermana. En la mayoría de los casos (tres de cada cuatro), ocurrió entre un hermano y una hermana y, en una cuarta parte, ambos pertenecían al mismo sexo. La práctica más común fue el tocamiento mutuo, en un único episodio o de manera esporádica.

Los incidentes aislados de tocamiento en la niñez, entre hermanos, siempre que no medie la agresión o la coerción, no constituyen anormalidades y es muy probable que no generen traumas. Pero si media la fuerza o violencia, si es repetido en el tiempo y si incluye el acto sexual coital, se reconoce como fuente de manifestaciones traumáticas. En estos casos hay que intervenir de manera rápida y buscar la asistencia profesional.

Puede ser difícil distinguir entre un juego inocente de descubrimiento y un asunto más serio que merezca la adopción de medidas por parte de los padres. Pero, ante la duda, optemos por hablar; lo peor siempre es callar. Algunos creen, erróneamente, que si hablan surgirán los traumas. La experiencia dice todo lo contrario. Si se silencia, como si nada hubiese ocurrido, los padres se transforman en cómplices de ese hermano abusador o hermana abusadora. Con toda seguridad no es ésa la intención de los padres, pero así quedará registrado en la mente del hijo abusado. Además de ello, es muy probable que aumente la carga de culpa: ‘algo habré hecho para que me pasara esto’. Si en su familia llegara a ocurrir un hecho semejante, busque ayuda profesional especializada en estos temas. Note que no incluimos a los líderes; y no fue por olvido sino que, al presente, la gran mayoría no tiene capacitación en el asunto y la intervención, muy bien intencionada, puede ser totalmente errada.

El mejor pronóstico corresponde a niños victimizados una sola vez y que reciben una intervención profesional positiva. El otro factor es la edad: cuanto mayor sea el niño abusado, mejores los resultados de la ayuda que se brinde.

En resumen: frente a una situación sexual entre hermanos: 1) Cuando tome conocimiento, proceda con calma. No haga escándalos. No grite ni llore. Sus hijos pueden creer que algo terrible e irreparable ha ocurrido y así aumentar el trauma de sus vidas. 2) No silencie la situación. Hable con sus hijos, escuche con atención, pregunte sin sugerir respuestas. 3) Contacte a un profesional que entienda la temática. 4) Siga su consejo.

Extraído del libro “Niños con futuro”

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