Nº40 // Las mentiras más comunes de la pornografía II

A continuación algunas mentiras de la pornografía:

A las mujeres les gusta el sexo fuerte. Mentira.
Las películas pornográficas presentan a las mujeres como objetos que desean ser penetradas, tratadas con rudeza, sometidas y dominadas. Esta es una peligrosa mentira. No sólo las mujeres sino la inmensa mayoría de los hombres no comparten la idea de violencia en el acto sexual. La relación podrá ser más fogosa e intensa algunas veces, pero nunca violenta. La pornografía intenta naturalizar la violencia hacia la mujer.

Las 1001 posiciones para hacer el amor. Mentira.
Las películas XXX presentan tantas posiciones para practicar el sexo como días tiene el año. Por supuesto que algunas requieren de verdaderos acróbatas, pues son un gran desafío a las posibilidades del cuerpo humano.

Todo espectáculo termina con estrellitas de colores. Mentira.
Los encuentros sexuales terminan con un orgasmo a ‘gran escala’. La medida habitual de eyaculado en la población en general es de apenas 1.5 a 4 ml, algo tan poco interesante que ha obligado a la industria pornográfica a maximizarlo con distintos ingredientes: desde leche condensada a otros con similitud visual al semen. Por su parte, si bien es cierto que la mujer puede tener varios orgasmos en una misma relación sexual, no es lo más frecuente, y sólo se presenta en una proporción ínfima del total de relaciones.

La pornografía no es adictiva. Mentira.
Varios estudios han demostrado que muchas personas que ven pornografía desarrollan el deseo de ver material cada vez más perverso. A raíz de ello comienzan a emplear métodos cada vez más violentos en sus relaciones sexuales. Los psiquiatras británicos Martin Roth y Edward Nelson han declarado que “lejos de tener un efecto catártico, el ver pornografía produce un mayor interés en la desviación sexual”.

Una de las más poderosas adicciones hoy en día es la pornografía. Hace desear más y más, como el alcohol o las drogas. Nunca es suficiente. La adicción paraliza la espiritualidad, pervierte la forma de ver el mundo, deforma la vida social y destruye cualquier posibilidad de ser efectivos en el ministerio. Si tienes problemas con el consumo de pornografía, escríbenos. Nuestro deseo es que puedas superar esta dependencia con la ayuda de Dios.